SOCIEDAD › DOCUMENTO CONTRA EL ABORTO Y LA UNION CIVIL
Con un palo en dos carillas
En un muy breve documento, los obispos resumieron sus debates de toda la semana: contra la unión homosexual, contra el aborto y la eutanasia, por la familia. Esta semana, contra el ALCA.
Por Washington Uranga
Al finalizar ayer sus deliberaciones de una semana, el Episcopado católico dio a conocer una declaración bajo el título de “Familia, comunión de amor, tarea de todos”. El breve texto pone su mayor énfasis en reiterar la posición eclesiástica sobre la “unión estable, perdurable, entre un varón y una mujer” que “no se puede equiparar a ningún otro tipo de unión”, a la vez que se insiste en que la vida humana “debe ser respetada desde su concepción hasta su fin natural”. En el primer caso, y sin hacer mención expresa de ello, los obispos volvieron a sentar su discrepancia con toda forma de relación de pareja que no sea el matrimonio indisoluble y en contra de las nuevas uniones civiles entre personas del mismo sexo. En el segundo caso la fórmula utilizada para reafirmar el respeto a la vida es la que tradicionalmente usa la Iglesia para sentar su posición en contra del aborto y la eutanasia. En los próximos días el Episcopado dará a conocer una segunda declaración sobre el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas), tema sobre el que también estuvieron debatiendo los obispos.
En otra parte del texto difundido ayer, de apenas dos carillas, los obispos católicos criticaron también la educación sexual en las escuelas, que se haga sin tener en cuenta la opinión de los padres y “sin referencia”, dicen, a los “valores morales y religiosos”. El documento fue difundido por medios electrónicos, sin conferencia de prensa, pero los periodistas ya habían sido advertidos el viernes sobre la existencia del texto en oportunidad de un diálogo informal convocado por el presidente de la Comisión de Pastoral Familiar, el arzobispo de cordobés Carlos Ñañez.
En este caso los obispos también avanzaron en su declaración para ejercer presión sobre los legisladores. Al señalar que “estamos preocupados por la existencia de proyectos de ley que pretenden legalizar el horrendo crimen del aborto” los obispos advierten también que “quienes tienen la responsabilidad de legislar deben procurar hacerlo en el ámbito de un análisis sereno, abierto a la verdad y respetuoso del bien común de la sociedad, conscientes además del valor educativo que tienen las leyes”. Porque, argumentan, “una ley justa ennoblece y promociona la sociedad”.
Agrega la declaración de la jerarquía católica que “consideramos inaceptables, y a veces totalitarias, las leyes que tienden a imponer planes de educación sexual en las escuelas sin tener en cuenta el derecho primario y natural de los padres a la educación de los hijos y sin referencia a los valores morales y religiosos”.
Más de cien obispos católicos reflexionaron durante cinco días en la Casa María Auxiliadora en San Miguel, provincia de Buenos Aires, y más de dos jornadas fueron dedicadas a estudiar el tema de la familia y su problemática. Concluyeron que la familia es “remedio por excelencia para superar los efectos nocivos del desamparo y del abandono, con trágicas consecuencias de violencia, delincuencia y adicciones, que sufren especialmente los jóvenes”. Pero admite la jerarquía católica que “muchas veces el desamparo y aun el abandono se deben a las condiciones de extrema pobreza e incluso de miseria que aquejan a tantos grupos familiares y a tantos ciudadanos en nuestra Patria”.
Se preocupan los obispos por el “influjo negativo” de los medios de comunicación en relación a la familia, pero autocríticamente reconocen también “como comunidad eclesial y particularmente como pastores, las deficiencias en la atención y acompañamiento de las familias”. Admiten además que “algunas situaciones difíciles”, en lo que se puede suponer es una manera ambigua de referirse a quienes hacen su vida sin ajustarse a las normas eclesiásticas, “son tratadas (por la Iglesia) sin suficiente espíritu de misericordia”.