Sábado, 26 de septiembre de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › LA AFIP CLAUSURO UN LOCAL QUE TRABAJABA PARA GRISINO Y BROSS
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) allanó un taller textil que confeccionaba prendas para las marcas Grisino y Bross. Sobre los 25 trabajadores –todos de nacionalidad boliviana– relevados por los agentes de Seguridad Social, el 76 por ciento no estaba registrado y tres eran indocumentados. El inmueble, ubicado en Evaristo Carriego 936/940 de Villa Celina, La Matanza, funcionaba bajo el sistema de “cama caliente”, es decir que hacía a la vez de vivienda de los obreros. Un cuarto de seis metros cuadrados servía de guardería para diez nenes. A los empleados se les daba una paga miserable y fuera de término, les alquilaban las habitaciones y les suministraban la comida, pero debían pagarla. Hay dos detenidos. El titular de Grisino también preside la Cámara Argentina de Indumentaria de Bebés y Niños (Caibyn).
Desde afuera sólo se veía una casa de tres plantas, con la particularidad de que la puerta de entrada tenía reja y candado. Y gente que cada tanto entraba y salía. A través de denuncias de vecinos o ex empleados, un equipo de Coordinación Operativa de los Recursos de Seguridad Social inició una investigación y concurrió el pasado miércoles al lugar, buscando indicios de trata. Allí se constató que funcionaba un taller clandestino, cuyas irregularidades se reportaron al Juzgado Federal Nº 2 de Morón, a cargo de Jorge Rodríguez, quien ordenó su allanamiento y convocó a la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata. Asimismo se informó a la Dirección Nacional de Migraciones a los efectos de constatar la posible comisión del delito de trata.
En esa casa de doce habitaciones vivían los trabajadores, una adolescente de 16 años embarazada y una decena de niños. Allí mismo coexistían el taller de costura y confección, y un sector de estampado que no contaba con las condiciones de salubridad aptas para la utilización de químicos. En un espacio lindero se encontraban las áreas de planchado y embalaje de las prendas. Las empleadas relevadas manifestaron que su jornada laboral duraba entre 7 y 20 horas y que, además, debían limpiar los baños y el taller, tarea que no les era remunerada. La mayoría estaba en negro.
Como resultado del operativo fueron detenidos el titular del taller y su hermano, ambos también bolivianos. Si bien el propietario estaba inscripto en la actividad textil desde noviembre de 2013, el taller no tenía habilitación (el titular adujo tenerla en trámite). Tampoco estaba habilitado como guardería: ésta era una habitación de 2x3 metros y en ella había diez nenes, ninguno escolarizado.
Asimismo, por orden del juez fueron secuestradas prendas y documentación que comprobarían el vínculo comercial que tenía el taller clandestino con las marcas Grisino (Creskotec S.A.) y Bross (Mejlef). El taller confeccionaba 15 mil prendas mensuales para Crescotec y 3 mil remeras para Melfej.
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