En Formosa, un conductor fue condenado a 10 años de prisión por haber atropellado con su camioneta a un gendarme, a quien luego cargó sobre el capó a lo largo de 30 kilómetros. Solo luego de haber recorrido esa distancia, y al aprovechar una curva, el efectivo pudo arrojarse hacia el costado de la ruta. Aunque esa decisión le permitió salvarse, la caída le provocó lesiones en la columna lumbar, y secuelas que aún padece. Tras una larga persecución, la policía detuvo al conductor, que transportaba en su camioneta un cargamento de cigarrillos. Aun con antecedentes por agresión y resistencia a la autoridad, el imputado había sido absuelto por el “beneficio de la duda” en marzo de 2014.

En la madrugada del 6 de marzo de 2009, Juan Neri Villalba, de 51 años, manejaba una camioneta Nissan Frontier doble cabina, en la que viajaba en compañía de su esposa. A bordo del vehículo llegaron al control de Gendarmería Fermín Rolón, ubicado en la ruta nacional 11, próximo a la ciudad formoseña de Clorinda. Allí, los efectivos solicitaron a Villalba que exhibiera la documentación del vehículo, y que estacionara a un costado para proceder a un control más exhaustivo. El hombre, visiblemente nervioso, tuvo que acceder. Fue en ese momento que el alférez Hernán Borrás, de 39 años, advirtió, a través de la ventanilla, la presencia de un bulto extraño, oculto bajo una frazada en el asiento trasero. El conductor adujo que se trataba de su hija, que iba dormida. Pero los efectivos no le creyeron. Un gendarme quiso quitarle las llaves del vehículo a través de la ventanilla, pero no pudo. En vez de dar explicaciones, Villalba optó por huir. En ese instante, Borrás cruzaba por el frente de la camioneta. Cuando el imputado aceleró bruscamente el vehículo, levantó al efectivo de la fuerza, que quedó tendido sobre el capó y aferrado al limpiaparabrisas.

Villalba continuó con la marcha, aumentando cada vez más la velocidad y haciendo zigzag, en dirección a la ciudad de Formosa. A lo largo de 30 kilómetros, Borrás intentó disparar a una rueda con su arma reglamentaria. No tuvo éxito.

Cuando la camioneta ingresó a la ruta provincial 6, Villalba debió reducir la velocidad para no sufrir un vuelco. Esta situación permitió al alférez arrojarse de la camioneta, mientras que el conductor siguió su marcha y fue detenido, finalmente, en el paraje Fronteras, donde se descubrió que transportaba varias cajas de cigarrillos en el asiento trasero.

En su descargo ante el tribunal oral, Villalba declaró que había actuado en “legítima defensa” porque temía por su vida y la de su esposa, por lo que, en marzo de 2014, los jueces decidieron sobreseer al imputado.

El ahora condenado tenía un prontuario frondoso, mayormente por casos de resistencia a la autoridad y bajo el mismo modus operandi: agresión a los efectivos en los controles. Aun con esos antecedentes, el Tribunal Oral Federal de Formosa decidió absolverlo de todo cargo, aplicando la figura de in dubio pro reo.

Sin embargo, un nuevo fallo adoptado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la capital formoseña, integrado por Norma Lampugnani, Aldo Alurralde y Carlos Soto Dávila, halló responsable a Villalba de “homicidio agravado en grado de tentativa”. El fiscal Luis Benítez había solicitado una pena de cinco años de prisión, pero los jueces le aplicaron el doble, entendiendo que “el hecho flagrante no fue accidental”, sino que el imputado “resistió la orden de la autoridad sin respetar que un gendarme estuviera delante, con total desprecio de la vida humana”.