SOCIEDAD › BLUMBERG PIDIO DISCULPAS A LOS BORDON POR SUS DICHOS
“Como madre, no lo perdono”
Los padres de Sebastián Bordón recibieron a Juan Carlos Blumberg, quien les pidió perdón por haber ofendido la memoria de su hijo. La madre no aceptó las disculpas. Luego hubo un acto de desagravio.
Por Pedro Lipcovich
“El pidió perdón, pero yo, como madre, no lo perdono”, dijo la madre de Sebastián Bordón. Quien había pedido disculpas es Juan Carlos Blumberg, que ayer habló durante casi tres horas con los Bordón en La Casita de Sebastián, la notable ONG que el matrimonio dirige en memoria de su hijo. Blumberg –quien el martes había afirmado que Sebastián Bordón “se drogaba” y que había “agredido” a los policías que lo asesinaron en 1997– admitió ayer que “fue un error cometido por mí” y sostuvo que “en ningún momento los quise injuriar ni agredir”. Luis Bordón, si bien tampoco declaró aceptar las disculpas ofrecidas, subrayó que “a los familiares de víctimas nos une una sola lucha y un solo sentimiento”. Más tarde se realizó el acto de desagravio a la memoria de Sebastián, con presencia de Madres de Plaza de Mayo y otras organizaciones sociales y políticas. En la reunión, los padres de Sebastián vincularon el martirio de su hijo con el de los desaparecidos durante la dictadura militar, denunciaron una vez más a los policías “educados para matar” y advirtieron que “lo más peligroso de los dichos del señor Blumberg es que, si relativizamos la responsabilidad de los criminales, abrimos el camino para que sigan matando”.
A las 12.05 de ayer, Juan Carlos Blumberg se dispuso a estrechar la mano de la madre de Sebastián Bordón, Miriam Medina, pero ella se negó. Acababan de ingresar a La Casita de Sebastián, en la que los Bordón invirtieron la indemnización que el Estado les pagó por la muerte de su hijo. Funciona allí un jardín de infantes para 120 chicos carenciados y se distribuyen 840 viandas por día para familias de la zona que, a su vez, deciden en asambleas cómo organizar las actividades del lugar. Allí, además, se puso en marcha una panificadora cooperativa que produce 1500 kilos diarios y donde trabajan 17 personas.
Casi tres horas habló Blumberg con los Bordón. “Yo no acepté darle la mano hasta que nos pusimos a charlar –contó más tarde Miriam–: después, cuando vi que estaba dolido, sí le di la mano.” El padre de Axel “nos dijo que lo habían sacado de contexto, que él no sabía lo que realmente había ocurrido con Sebastián, que él defendía la causa nuestra, que estaba de nuestro lado”, refirió la madre, pero afirmó: “Yo sé que no fue sacado de contexto”. Blumberg también pidió disculpas a los hermanos de Sebastián.
Al salir, el padre de Axel manifestó que él y los Bordón tienen que “estar unidos para pedir justicia y para que no maten al resto” de sus hijos. En rigor, él no tiene más hijos.
Luis Bordón subrayó que “a los familiares nos une una sola lucha y un solo sentimiento” y Miriam dijo que “la muerte de Axel nos duele a todos, como la de otros jóvenes cuyas familias no tienen recursos, medios ni abogados para llegar a la verdad”.
A las cinco y media de la tarde, ante la misma Casita, comenzó el acto de desagravio a la memoria de Axel. Contaba con la presencia de Madres de Plaza de Mayo, activistas de la CTA y de la Corriente Clasista y Combativa, vecinos e integrantes de otros movimientos sociales promovidos por los Bordón.
Por ejemplo, Claudio, Zulma y sus hijitas de dos y tres años, integrantes del Federación de Tierras y Vivienda, “que trata de arreglar el problema de la gente que vive en terrenos ocupados, como nosotros, buscando la manera de que podamos quedarnos pagando cuotas accesibles”. A la misma entidad pertenece Olga González quien, “como otras 400 familias del Barrio 25 de Mayo, fuimos estafados por una inmobiliaria y estamos luchando para evitar el desalojo”. También estaba Zulma Gil, encargada del comedor infantil Los chicos de Dany, Sebastián y Gaby, creado en memoria de Sebastián Bordón y de otros dos jóvenes víctimas de la violencia.
Los redoblantes callaron para que hablara Miriam Medina. La mamá de Sebastián empezó por juntar su drama personal con el de las madres de desaparecidos, “porque Sebastián mismo estuvo diez días desaparecido. Yo aprendí este dolor”. También nombró a otras madres de víctimas: “Rosita Bru, que todavía busca a su hijo en el río; Hilda Guardatti, que lo busca en los cementerios mendocinos”. Pero su voz se quebraba: “Nada me consuela por no tener a Sebastián. Es algo que no se puede explicar. Al acostarme, al levantarme, mi hijo no está”.
La madre recordó también “a María Soledad Morales, porque también de ella decían que tomaba alcohol, que se drogaba, como si nuestros hijos tuvieran la culpa de estar muertos”. Y recordó que Sebastián murió “porque la policía, en vez de cuidar a nuestros hijos, los maltrata, los desaparece, les hace submarino seco en las comisarías; porque los policías están educados para matar”.
En cuanto a “la entrevista con el señor Blumberg, que ensució la memoria de Sebastián, que había dicho lo mismo que decían los policías mientras mi hijo estaba desaparecido, él pidió perdón pero yo, como madre, no lo perdono”. Porque “lo peor que me pudo haber pasado en la vida ya me pasó”. Porque “extraño cada día y cada instante; cada vez que me acuesto y me levanto me falta un hijo”.
Pero, por eso mismo, “hemos dedicado nuestra vida a ser solidarios, a acompañar a los familiares, porque no hay víctimas de privilegio”. Y, en cuanto a ella, “he elegido estar en el mejor lugar, pertenezco a una organización, La Casita de Sebastián, y a otra, la Federación de Tierras y Vivienda. No me he equivocado porque estoy en el lugar de la gente que menos tiene y desde ese lugar se transforma esta realidad”.
Luis Bordón no dijo que no perdonaba a Juan Carlos Blumberg, pero tampoco perdonó: “Lo más peligroso de los dichos del señor Blumberg es que, si seguimos relativizando la responsabilidad de los criminales, dejamos el campo abierto para que sigan matando”.
El acto se cerró con dos rezos laicos: “¡Sebastián! ¡Presente ahora y siempre!”; “¡Treinta mil desaparecidos! ¡Presentes ahora y siempre!”.
Otros familiares de muertos irredentos, que habían acompañado el acto –Gisela Barreto, Andrés Balmaceda, Edgardo Ariel Godoy, Daniel Rochelli– empezaban a plegar los retratos que los acompañan siempre.