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Que el Río de la Plata, hasta fines del 1800, llegaba hasta lo que hoy son las avenidas Paseo Colón y Leandro N. Alem es un dato no demasiado conocido. Que la primera aduana de Buenos Aires fue demolida y sus ruinas enterradas para construir lo que hoy es Puerto Madero, puede ser una información más reservada a expertos que al saber popular. Que la ciudad, en épocas del virrey Sobremonte, tuvo su primer paseo costanero a metros de la Plaza Mayor es, más que nada, una perla que despierta la envidia a nuestros antepasados coloniales. Esos datos y muchos otros –parte de la memoria urbana de Buenos Aires– aparecen ahora reunidos para la divulgación masiva en una muestra que se abre hoy bajo el monumento a Cristóbal Colón, detrás de la Casa Rosada.
Se trata del Centro de Interpretación del Casco Fundacional de Buenos Aires, que fue montado por la Secretaría de Cultura porteña. El lugar donde funcionará es casi tan desconocido como la historia urbana de la ciudad: una suerte de cripta ubicada bajo el monumento a Cristóbal Colón, emplazado en la década del 20 para armar un museo dedicado al navegante genovés, pero que terminó siendo un depósito de trastos de la Dirección de Espacios Verdes de la ciudad.
Por allí podrán pasar alumnos de escuelas, de lunes a viernes, y el público en general, los fines de semana. Un audiovisual condensa, en apenas 15 minutos, más de 400 años de historia, mediante la suposición de dibujos, cuadros y fotografías que dan cuenta de las distintas etapas por las que pasó esa zona de la ciudad, el “sitio fundacional” donde se asentó el poder político desde Juan de Garay hasta la fecha.
Así, en el video, las imágenes pasan desde las barrancas de la costa, puerta de entrada a la llanura, al fuerte que se edificó luego sobre esa misma orilla y que estuvo en pie hasta que se construyó, en el mismo lugar, la Casa de Gobierno, terminada en 1890. Sobre la costa aparece un clásico de la Buenos Aires del siglo XIX: la Aduana de Taylor –así llamada por el apellido del arquitecto inglés que la diseñó–, un edificio de tres plantas en forma de semicírculo que remata en un espigón de 300 metros. Ese edificio se inauguró en 1857 y estuvo en pie sólo 38 años. Parte de sus ruinas pueden verse hoy en el patio bajo nivel, detrás de la Casa Rosada: la altura es una evidencia de lo que se rellenó para ganarle superficie al río. Además del video, una serie de láminas murales ilustran la historia de este sector de la ribera.
“El rescate de la arqueología urbana de Buenos Aires nos permite comprender la ciudad actual”, destacó a Página/12 el secretario de Cultura porteño, Gustavo López. “Por primera vez se abre al público un centro de interpretación sobre cómo se ha ido edificando la ciudad”, agregó la secretaria de Patrimonio Cultural, Silvia Fajre. La muestra fue realizada por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad, a cargo de Leticia Maronese y Néstor Zaquim. La curadora es Andrea Fontenla –casualidad–, descendiente del arquitecto Taylor.
El lugar tiene, además, una sorpresa para los visitantes que nada tiene que ver con Buenos Aires: parte de un friso del Foro Romano, reliquia del Imperio, donada en 1921 por Italia para el fallido museo en recuerdo a Cristóbal Colón. Tal vez por su peso, la pieza no desapareció del lugar donde estuvo almacenada durante más de 80 años. Pero sí se perdió, por ejemplo, un cofre de madera labrada donde se guardaba un ladrillo de la casa genovesa donde nació el navegante. La puerta de mármol y madera fue destruida por una de las bombas que, en 1987, durante el gobierno de Alfonsín, intentaron sembrar el terror en la incipiente democracia.
Las visitas guiadas se realizarán sábados y domingos, a las 15 y a las 15. Las escuelas deberán solicitar visitas al 4323-9796.