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Desde Esquel y San Carlos de Bariloche

Lentamente, el agua comenzó a descender y las nevadas cesaron. En la Patagonia comienza ahora la etapa de reconstrucción para los miles de pobladores afectados por el intenso temporal que sacudió en los últimos días a la región. Para eso, el gobierno nacional presentó ayer un plan de infraestructura que prevé obras en las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén por un monto total cercano a los 50 millones de pesos. El Ejecutivo también entregó subsidios por unos 700 mil pesos a los municipios perjudicados por derrumbes y desborde de los ríos. El propio presidente Néstor Kirchner viajó ayer a la región junto a otros funcionarios para hacer los anuncios. En su visita a los barrios afectados y centros de evacuados hubo aplausos pero también reclamos.
“Apenas llegué a la Argentina quería estar acá”, sostuvo Kirchner, en su primera acción de gobierno tras su gira en China, y su discurso se ajustó a lo vinculado con el temporal. Sus declaraciones se sucedieron ante más de 300 chubutenses que lo recibieron en el patio de la escuela 166 de Trevelin, a unos 70 kilómetros de Esquel. Allí, el ministro de Planificación, Julio De Vido, firmó un convenio con el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, para realizar obras hídricas, viales, de construcción de viviendas y reparación de las escuelas afectadas, para lo que el Ejecutivo nacional invertirá 20 millones de pesos.
El clima de bienvenida podía palparse en los carteles de agradecimiento. Un clima bastante diferente al que Kirchner se enfrentó minutos antes de llegar a la escuela chubutense, cuando en un desvío de la ruta que comunica Esquel con Trevelin lo interceptó un grupo de manifestantes que reclamaban contra la explotación de una mina de oro en Esquel, en la que una empresa canadiense pretende trabajar con cianuro a cielo abierto. Kirchner se bajó de la combi que lo trasladaba y se comprometió a recibirlos en casa de gobierno. El episodio ocurrió al costado del puente Arroyo Seco, despedazado por el temporal, y cuya reparación está prevista en el Plan de Infraestructura.
El plan de obras se repetirá en Río Negro, para lo que De Vido firmó un convenio con el gobernador Miguel Saiz, que prevé una inversión del Ejecutivo de 22 millones de pesos. La ayuda también alcanzará a Neuquén, donde el desembolso oscilará entre los 5 y 6 millones de pesos. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, fue el encargado ayer de anunciar los subsidios para los municipios afectados. En tanto, las comunas de Chubut y Río Negro afectadas por el temporal se repartirán unos 250 mil pesos por cada provincia, mientras que Neuquén recibió subsidios por 200 mil pesos para resolver “cuestiones inmediatas”.
“Hay hechos que son imprevisibles, pero hay otros que se pueden prever y ahí tiene que estar la solidaridad del Estado nacional con las provincias y los municipios. Esta Patagonia dejará de ser el patio trasero del país”, enfatizó Kirchner, tras el anuncio del plan en la escuela de Chubut, que sirvió de refugio para parte de los evacuados. “Los lugares más afectados son los de la zona ribereña”, indicó Ana Migueles, una vecina de Trevelin. Mónica, otra de las lugareñas que participó del acto, expresó: “Sufrimos bastante durante el temporal porque las rutas estaban cortadas y era difícil poder movernos. Además, los chicos no podían ir a la escuela”. “Hubo mucha gente que perdió sus viviendas”, resumió Carlos, otro de los pobladores.
El Presidente se dirigió más tarde a Bariloche, donde visitó el gimnasio municipal que sirve de refugio para más de 30 evacuados. La colaboración prometida por el Gobierno también incluyó el envío de alimentos, frazadas, colchones, leche en polvo y chapas. Kirchner anunció, además, que en los próximos días viajará a Comodoro Rivadavia para ampliar su ayuda. “Debemos coordinar acciones conjuntas con las provincias y municipios, tratando de tener una capacidad de respuesta inmediata”, enfatizó. Antes de volver, el Presidente visitó los barrios afectados por derrumbes donde se repitieron los reclamos para la reconstrucción de viviendas y, también, los aplausos.

Informe: Maricel Seeger.