SOCIEDAD › SIN ACUERDO ENTRE CIENTIFICOS
La vacuna aún es una quimera
Por José Reinoso *
Desde Bangkok
Más de dos décadas después de que fuera detectado el virus del sida, la existencia de una vacuna –el único medio de acabar con la epidemia, según los expertos– sigue siendo un sueño lejano. Así lo reconoció ayer Seth Berkley, presidente ejecutivo de Iniciativa Internacional para una Vacuna contra el Sida –IAVI–, durante la conferencia de Bangkok. El número de vacunas en desarrollo se ha duplicado desde el año 2000, y en la actualidad hay más de 30 candidatas en ensayos clínicos humanos en 19 países, pero la descoordinación y la redundancia de enfoques dificultan su avance.
IAVI es una organización sin ánimo de lucro creada en 1996 para asegurar el desarrollo de este tipo de fármacos preventivos lo antes posible y para que sean accesibles a todo el mundo. Según explicó Berkley, uno de los problemas es la redundancia, ya que casi todas las iniciativas en marcha utilizan la misma hipótesis sobre cómo puede otorgar protección el futuro fármaco. Esto significa que, en caso de que la hipótesis falle, todos los jugadores deberán regresar “a la casilla de partida”. “Demasiados científicos están trabajando en la misma idea”, afirmó Wayne Koff, vicepresidente y jefe de investigación de IAVI.
En segundo lugar, hay una falta de cooperación, ya que los diferentes candidatos están realizando ensayos a pequeña escala sin un consenso sobre cuáles merecerían pruebas más masivas.
Y en tercer lugar, hay una carencia de recursos económicos. “El gasto global en desarrollo de vacunas (650 millones de dólares al año) representa menos del 3 por ciento de lo que se destina al sida”, afirmó Berkley, quien pidió que la cantidad sea duplicada. Porque “sólo una vacuna puede acabar con la epidemia”, lanzó el máximo responsable de IAVI, organismo financiado, entre otros, por los gobiernos de Canadá, Dinamarca, Irlanda, Suecia, Holanda y Estados Unidos, y donantes como las fundaciones Rockefeller, y la Bill y Melinda Gates.
Todavía no hay una vacuna “porque su desarrollo no es una prioridad científica, política ni económica”, afirmó Berkley. “El lema de este congreso es Acceso para Todos. Esto debe incluir también la prevención y el desarrollo de una vacuna”, añadió. La clave, según Berkley, está en disminuir las duplicidades e incrementar los fondos. Unos fondos que permitirían aumentar la capacidad de realización de ensayos en los países en vías de desarrollo, donde millones de enfermos no tienen acceso a los medicamentos antirretrovirales, donde se están produciendo la mayoría de las infecciones y donde ya están circulando diferentes subtipos de virus.
De los 30 candidatos, sólo uno, que combina Alvac, del grupo Aventis, con Aidsvax, de VaxGen, está en fase III de ensayos clínicos, los que se realizan ya a gran escala. Pero ensayos anteriores con Aidsvax solo no dieron resultado. La compañía Merck tiene anunciado que comenzará las pruebas de fase IIb de su producto –estudia seguridad y eficacia en grupos pequeños– antes de que acabe el año. En ningún caso se sabrá antes de 2007 o 2008 si son efectivas. Y si lo son, en qué porcentaje, advirtió Koff.
La uniformidad se muestra en que todos los ensayos se basan en desarrollar fármacos que tienen como único objetivo incrementar los glóbulos blancos, llamados células T. Estas atacan las células que ya han sido infectadas por el HIV. Sin embargo, no existen vacunas en desarrollo basadas en la estimulación de anticuerpos que luchen directamente contra el virus.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.