SOCIEDAD › HABLAN LOS MEDICOS Y MILITARES
ARGENTINOS QUE ASISTEN A LAS VICTIMAS DE HAITI
“Hay mucha gente atrapada en el lodo”
Los muertos superan los setecientos, pero si se cuentan los desaparecidos podrían superar el millar. En Gonaives, la ciudad más afectada, que quedó aislada del resto del país, trabaja un contingente de Cascos Azules y médicos argentinos. Dos de ellos relataron a Página/12 cómo hacen para asistir a los sobrevivientes en medio del desastre.
En Gonaives, la ciudad más afectada por el paso de la tormenta tropical Jeanne, en Haití, ayer no pararon de embolsar cadáveres que fueron apareciendo entre el lodo o flotando en el agua. En total, según las cifras oficiales, los muertos son más de 700, pero si se cuentan los desaparecidos pueden superar el millar. Gonaives sigue incomunicada con el resto del país, no tiene energía eléctrica, tampoco agua potable, las clases están suspendidas desde el lunes pasado y el hospital de la zona está colapsado. Los integrantes de Cascos Azules argentinos que cumplen una misión humanitaria en el lugar, en diálogo con Página/12, calificaron la situación como un verdadero desastre y contaron cómo hacen para asistir a los sobrevivientes del tornado en medio del desastre y de la escasa infraestructura de una ciudad que quedó prácticamente devastada.
Ayer salió el sol en Gonaives y permitió ver el desastre en que quedó sumergida la ciudad, ubicada 120 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, la capital, desde donde sale todas las mañanas un helicóptero con médicos argentinos –que forman parte de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah)– que pertenecen al Hospital Reubicable de la Fuerza Aérea Argentina, instalado en Puerto Príncipe.
El vuelo dura 35 minutos hacia Gonaives y antes de llegar el piloto se restrega los ojos, pero no, era cierto lo que veía: decenas de cadáveres flotando en el agua. No hay otra forma de llegar a Gonaives, sólo por aire. Al llegar a la ciudad, los médicos asisten a cientos de heridos, con fracturas y traumatismos, y dan contención a las víctimas. Allí, se reúnen con los médicos de los Cascos Azules instalados en la ciudad, y en lo que queda de la Universidad de Gonaives atienden a los sobrevivientes del tornado.
En medio del desastre, ayer los médicos de las fuerzas argentinas atendieron un parto. “Fue un poco de esperanza en medio de tanto desastre. Fue un varoncito y su nacimiento nos dio un poco de ánimo en medio de esta catástrofe”, contó a este diario Ricardo Artigas, capitán de fragata de la Infantería Marina y segundo jefe del batallón que se instaló en Gonaives en agosto pasado.
“Jeanne no afectó nuestras tropas, por suerte estamos todos bien –dijo Artigas–. Estamos coordinando la ayuda humanitaria, desde la distribución de la comida, atención sanitaria, recolección de muertos y atención de heridos. Esto es un foco infeccioso. Toneladas y toneladas de lodo bajaron por los cerros y las aguas llegaron a cubrir tres metros. Hay mucha gente que quedó tapada por el lodo, a medida que baja el agua empiezan a aparecer cuerpos de animales y de personas. Lo real y lo concreto es que estamos trabajando a mil para paliar el desastre.”
“Tememos que la distribución racional de alimentos convierta a la ciudad en un foco de violencia ante la desesperación de la gente, que no tiene para comer”, aclaró Artigas. En Gonaives son 450 los Cascos Azules que integran la misión humanitaria, entre ellos médicos, y están instalados en un batallón ubicado en las afueras de la ciudad. Sin embargo, hay 15 médicos y 25 enfermeros, también argentinos, que en forma diaria parten desde el hospital reubicable, en Puerto Príncipe, a Gonaives. Ayer el regreso del helicóptero de la zona del desastre a la capital trajo un pasajero más. Se trataba de un niño de 6 años gravemente herido en una pierna, con riesgo a convertirse en gangrena.
Con las sirenas de la ambulancia de fondo –que transportaba al pequeño paciente–, el director del hospital argentino, comodoro Carlos Mazzocchi, afirmó que al establecimiento móvil llegan los heridos de mayor gravedad. Por ahora, hay tres mujeres internadas. “Dos de ellas perdieron a sus hijos. En medio del tornado, la fuerza del agua desprendió a sus hijos de sus brazos, mientras ellas se agarraban de los árboles, y los arrastró hacia el mar”, relató Mazzocchi.
“No sólo es importante el apoyo desde el punto de vista médico, sino la calidad humana con que los médicos atienden. Estamos orgullosos de poder dar esta ayuda a un pueblo que está devastado”, indicó Mazzocchi. En Gonaives, las aguas que convirtieron a la ciudad en un mar comenzaron ayer a bajar, lo que permitió que miles de familias abandonasen los techos de sus casas. El principal problema ahora es el riesgo de epidemias, por la falta de medicinas y de condiciones higiénicas adecuadas. “En los canales de evacuación hay muchos muertos que empiezan a entrar en estado de putrefacción. Hoy mismo –por ayer– vamos a cavar una fosa común para enterrar al menos 200 cadáveres”, aseguró el representante regional del gobierno de Puerto Príncipe en el nordeste del país, Elie Cantave.
La situación de Haití conmovió al mundo, al punto de que ayer la Asamblea General de las Naciones Unidas (en Nueva York, Estados Unidos) abrió su debate público con un llamamiento a la comunidad internacional para que ofrezca más solidaridad y asistencia técnica a Haití y República Dominicana, afectados por Jeanne.
Por su parte, el portavoz de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, Toussaint Kongo Doudou, informó que diversas agencias internacionales de asistencia humanitaria están colaborando en la ayuda a los cientos de heridos y miles de familias que perdieron todas sus pertenencias.
La isla de La Tortue, que por un momento se creyó desaparecida bajo las aguas, es la segunda más grande del país, con 26.000 habitantes y se encuentra en una situación dramática. La Comisión Europea destinará 1,5 millón de euros en ayuda humanitaria para las víctimas en Haití. El gobierno francés también envió un dispositivo de ayuda al país y desde la Argentina ayer partieron dos Hércules con cargamento humanitario para los afectados en Gonaives.
Informe: Silvia Marchant