SOCIEDAD › DECLARO COMO TESTIGO UNA VICTIMA EN EL CASO DEMONTY

“Negros de mierda, hay que matarlos”

El testimonio, desgarrador, tuvo un toque de ternura. Gloria Gabriela Pintos, de 19 años, testigo y víctima del caso de violencia policial que terminó con la muerte de Ezequiel Demonty, interrumpió el testimonio ante el tribunal oral para darle el chupete a uno de sus dos hijos. La testigo, que hasta ayer había mantenido su identidad en reserva, aseguró que era habitual que los policías de la comisaría 34ª obligaran a los chicos a tirarse al Riachuelo, como hicieron con Ezequiel y otros dos amigos suyos. Pintos, amiga de Demonty desde la infancia, aseguró que varios de los nueve policías acusados le advirtieron que a sus amigos no los iba a ver más. “Son unos negros de mierda y hay que matarlos a todos”, le gritaron. Ella sufrió maltrato cuando, para salvarse, mintió que estaba embarazada: “Rajá de acá que si no te vamos a sacar el guacho por la boca”, le dijeron los uniformados, como si fueran los parteros del quinto infierno.
Tal como había declarado en la etapa de instrucción, recordó que Ezequiel le pidió que se quedara con él. “Me van a matar”, le dijo el joven que horas después, en esa madrugada del 14 de septiembre de 2002, iba a morir ahogado en las oscuras aguas del Riachuelo. Sobre la actitud de los nueve policías, la testigo aseguró que tenían “olor a alcohol” y que “estaban reduros”, término corriente cuando se habla de una persona bajo los efectos de estupefaciente.
La testigo declaró que esa noche habían ido a bailar al boliche Radio Estudio, en Constitución, y fueron detenidos por los policías cuando estaban buscando un remise por la zona de Pompeya. Ella mintió y dijo que era novia de Ezequiel y que estaba embarazada. “Rajá de acá que si no te vamos a sacar al guacho por la boca”, le gritaron. A pesar de la advertencia, ella regresó. Sus amigos estaban tirados en el piso, boca abajo, y uno de los policías apuntaba con su arma a la cabeza de Ezequiel. “Te dijimos que te vayas de acá, sino te vamos a sacar a patadas en el orto”, insistieron los policías, mientras Demonty le pedía que se quedara con él. Tras el testimonio, se hicieron dos careos. El primero entre el subinspector Gastón Somohano, principal acusado, y el inspector Luis García, que no está imputado en la causa.
García insistió en que le escuchó decir a Somohano que el episodio con los chicos se había “solucionado en el lugar”, en el Riachuelo, porque los jóvenes “aprendieron a nadar”. Somohano volvió a negar tales palabras. El segundo careo fue entre García y el cabo Luis Gutiérrez, a quien Somohano habría dirigido la frase en cuestión. Aguilar sólo admitió haber escuchado que el problema se había “solucionado en el lugar”. Dijo no recordar que Somohano haya dicho que habían “aprendido a nadar”.

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