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Por Rosa Towsend
Desde Miami

El letrado Jeffrey R. Anderson, autor de 400 demandas contra la Iglesia Católica, ha entablado ahora en Tampa (Florida) una contra el Vaticano y el Papa, responsabilizándolos de encubrimiento internacional de pederastia entre el clero. Asegura tener pruebas de que la política de silencio seguida ha partido del Vaticano. Compara a la Iglesia con organizaciones delictivas y la acusa de “orquestar una conspiración para encubrir delitos de pederastia en el ámbito mundial”.
Para que prospere esta última demanda, la acusación tendría que demostrar que el Papa era puntualmente informado por las distintas parroquias cada vez que se producía una denuncia de abuso sexual de menores, en opinión de juristas independientes, pero la jerarquía eclesiástica de Estados Unidos ya ha repetido que cada diócesis actúa con total independencia.
Este caso de Tampa lo relató entre sollozos el ex estudiante Richard Gómez, quien recordó los abusos a que fue sometido por el padre William Burke en 1987. Dos años después, Gómez decidió hablar con la policía pero cuando los agentes buscaron al sacerdote éste se había trasladado a otro Estado. El abogado Anderson aduce como prueba de la presunta “conspiración del Vaticano” y del silencio, el traslado de parroquia en parroquia de sacerdotes acusados de abuso sexual de menores.
La lluvia de demandas contra la Iglesia no ha cesado en Estados Unidos desde que se supo que varias diócesis pagaron sumas millonarias a víctimas de abusos tras llegar a acuerdos extrajudiciales. En opinión de uno de los abogados demandantes, Dirk Laurenzen, las acciones judiciales continuarán porque “la Iglesia es un objetivo fácil, tiene dinero y está organizada como una corporación, con una jerarquía y un cuartel general en Roma”.