SOCIEDAD
Una argentina que se casó en Miami está detenida y será deportada
Una jueza la acusa de haber fraguado su matrimonio con un cubano residente. La familia de la mujer dice que el casamiento fue legal. Hay otros 15 argentinos presos y a punto de ser expulsados.
“No fue amor por papeles. Mi hija se casó porque estaba convencida de hacerlo y fue todo legal. Nosotros no pudimos viajar para la fiesta pero tenemos las fotos. Hace 12 días que no sabíamos nada de ella y resulta que estaba presa”, afirmó Silvia López, madre de Patricia Schillero, la cordobesa detenida en Miami acusada de fraguar su matrimonio para obtener la residencia estadounidense. La mujer de 34 años está presa desde el 4 de febrero y la administración del estado de Florida –a cargo Jeb Bush, hermano del presidente George W.– dictó su “deportación expeditiva”, por lo cual se estima que entre el viernes y el lunes próximos será enviada nuevamente a la Argentina. El cónsul argentino en Miami, Máximo Gowland, que se enteró del arresto a través de una llamada de los Schillero, afirmó a Página/12 que “las autoridades estadounidenses no quisieron dar ninguna precisión sobre los motivos de esa detención” e indicó que “éste no es el único caso: hay 15 argentinos presos por tener status migratorio irregular. Es una cantidad constante y no todos tienen que ver con matrimonios fraguados, pero el 80 por ciento será deportado”.
Patricia vivió hasta los 30 en el Barrio Altamira, de Córdoba capital. Terminó sus estudios terciarios, se recibió de profesora y a falta de trabajo emigró, hace cuatro años. “Llegó a Estados Unidos –contó su madre a este diario– y a los dos días encontró trabajo como administrativa en una fábrica de ropa. Nunca tuvo problemas. Tenía su carnet de conducir y el permiso para trabajar. Es una buena chica, con buenos modales, principios cristianos y misas dominicales.” Según la familia, se casó en octubre de 2003 con Ernesto Morejón, un cubano que ya tenía residencia estadounidense.
“Hemos tenido varios casos de matrimonios hechos para conseguir los papeles de residencia, pero no puedo afirmar que éste fue uno de ellos”, aclaró Gowland.
El incidente tiene sus costados difusos. Patricia trabajaba muchas horas y Morejón tiene dos empleos. Los Schillero dicen que esa situación obligó a la pareja a distanciarse por varios días y verse apenas los fines de semana. Miguel, padre de la muchacha, conjeturó: “Tal vez (los agentes de Migraciones) la siguieron, notaron que no se veían todos los días y les pareció que no estaban casados. No sé, algo de eso debió haber porque los papeles están en orden”. A la chica la detuvieron cuando fue a sacar su Green Card (visa de residencia). “Lo que pasa es que le tocó una jueza que, dicen, discrimina y no le importa si los papeles están bien”, insistió la madre.
El funcionario argentino no supo precisar el nombre de la jueza y sólo se limitó a decir que el trámite estuvo a cargo de las autoridades migratorias de Florida. Luego, con lenguaje diplomático negó la existencia de alguna gestión que pueda rever la decisión de deportar a la mujer a su país: “Lo que podemos hacer es asesorar a la familia, garantizar los derechos de la detenida, verificar que su documentación esté en orden y el pasaje, en regla”. La mayoría de los que tienen problemas con migraciones son quienes llegaron al territorio estadounidense antes de febrero de 2002, mediante el programa de exención de visa (Visa Waiver), que los hace renunciar a cualquier apelación ante la Justicia. Esto les complica la defensa. Como Patricia, los 15 argentinos detenidos entraron como turistas, se excedieron los 90 días de estadía y su destino está jugado.
Si bien el casamiento no es una vía para legalizar la situación migratoria, es común que un extranjero contraiga matrimonio con un ciudadano del país en donde se asienta para regularizar su status migratorio. Y en Estados Unidos “éste es un tema que la autoridad controla muy estrictamente, sobre todo después del 11 de septiembre”, explicó Gowland.
Con desvelo y enojo, la madre contó que “nos dijeron que así como Patricia se fue, va a volver. Ellos decidieron que tiene que ser así y así va a ser. Es su palabra contra la nuestra. Ellos son los dueños de casa”. En tanto, el padre confesó que su preocupación “es cómo va a quedar despuésla parte procesal. No sabemos bien lo que pasó: vamos a tener la versión exacta el día que podamos abrazar a nuestra hija”.
Informe: Adrián Figueroa Díaz.