SOCIEDAD

Otro día con montañas de basura en algunas calles y veredas porteñas

Las fallas correspondieron a la empresa Cliba, nuevamente sancionada por el gobierno.Si se reiteran las faltas, perdería la concesión.

“Cliba pide disculpas a los vecinos de la ciudad”, es el título que la empresa, una de las encargadas de la recolección de residuos porteños, puso al comunicado con el que informó acerca de su desempeño en el segundo día de trabajo bajo la letra del nuevo contrato con el gobierno porteño. La repetición del panorama de bolsas negras infladas repercutió primero en los vecinos de una amplia zona de la ciudad y luego en el bolsillo de la propia empresa, que ayer sumó 23 mil pesos de multa a los 20 mil que había recibido el lunes, primer día de concesión, en concepto de “incumplimiento del servicio”. En la madrugada de hoy, la Comisión de la Secretaría de Medio Ambiente que se encarga de revisar que las calles queden limpias iba a ir acompañada de escribanos para que dieran fe de las observaciones de los funcionarios. Es que si se reitera la demora en la recolección, Cliba incurrirá en la “repetición de faltas leves”, que pueden configurar una “falta grave”. La reiteración de faltas graves puede ser motivo de rescisión del contrato.
Los vecinos afectados por el mal servicio son del microcentro, San Telmo, Constitución, Barracas, Balvanera, Almagro, Once, Facultad de Medicina, Retiro, Barrio Norte, Recoleta y Palermo. Volvieron, como ocurrió el lunes, a los Centros de Gestión y Participación barriales para denunciar la acumulación de bolsas que no fueron retiradas por el servicio nocturno.
El secretario de Producción, Turismo y Medio Ambiente porteño, Eduardo Epszteyn, afirmó que “cuatro de las cinco zonas terminaron con normalidad su trabajo a la hora que debían hacerlo”, que es a las 6 de la mañana. Quedaba la zona uno, en manos de Cliba, aún oscurecida por la basura. “Al mediodía todavía se veía por la ciudad circular a sus camiones”, notaron desde la secretaría.
La incógnita es por qué la empresa que no se adapta al nuevo contrato es Cliba, que trabaja en Buenos Aires, prácticamente en la misma zona, desde hace siete años. En cambio, las otras cuatro empresas ayer cumplieron dentro del margen de lo aceptable. Desde Medio Ambiente consideraron que el comportamiento de la empresa “es paradójico, porque ahora se le achicó” la zona que tiene asignada.
Desde el Sindicato de Camioneros se sugirió que los trastornos obedecerían a un incipiente conflicto gremial, debido a la sobreexigencia de las empresas. Sin embargo, la vocera de Cliba, Gabriela Ananía, descartó la existencia de un conflicto e informó que “mientras prestamos el servicio, estamos en diálogo con el sindicato para terminar el rediseño de las tareas operativas, de acuerdo con las necesidades surgidas en la nueva concesión”. En la Secretaría de Medio Ambiente también descartaron esta posibilidad: “A nosotros no nos consta la existencia de un conflicto”. Y en el Sindicato de Camioneros no hubo información sobre este punto.
Por lo pronto, el gerente de Cliba, Marcos Taylor, sostuvo que “sabemos los inconvenientes que la situación les ocasiona a los vecinos de la ciudad, y por eso estamos trabajando ininterrumpidamente para reestablecer la calidad de los servicios en el corto plazo”. Y continuó: “Pedimos disculpas por esta situación involuntaria que es exclusiva responsabilidad de la empresa, no teniendo el gobierno de la ciudad responsabilidad en este tema”. En otro tramo, Cliba intentó “transmitir tranquilidad a los vecinos que reciben sus servicios” y les aseguró que “se dispone con los medios necesarios para garantizar el cumplimiento de las tareas”.
Por su servicio, Cliba cobra 5.527.891,38 por mes. Para su primera factura, deberá restar hasta ahora 43 mil pesos, por los dos días de trabajo “lento”, como observaron desde la secretaría. “Mañana (por hoy), la inspección a las 5 estará acompañada por escribanos públicos, que van a labrar actas de cómo están las calles de limpias. Es un paso administrativo, porque si mañana siguen sin resolver el problema puede empezar a considerárselo una repetición de faltas leves, que dan lugar a la falta grave. La acumulación de éstas permite rescindir el contrato”, contaron desde Medio Ambiente. Pero acotaron que “antes hay que generar instancias previas. No es algo que se hace de un día para otrocaprichosamente”. Para configurar una falta grave también se mide “la relación entre emplazamiento y respuesta” de la empresa para limpiar los lugares reclamados. En este sentido, dijeron que “hasta ahora, la reacción de Cliba es lenta”.

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Cliba trabaja desde hace siete años en la misma zona.
 
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