SOCIEDAD › LOS MUERTOS POR EL TRANSITO YA LLEGAN A 30 POR DIA
Lo que mata es la velocidad
Según el ISEV, la tasa de mortalidad en el país es la más alta del mundo. Habitualmente, los más afectados eran los jóvenes de entre 17 a 30, pero ahora las edades tienden a emparejarse.
Cada día, casi 30 personas mueren en Argentina por accidentes de tránsito. “Es la tasa más alta del mundo”, confió Eduardo Bertotti, director del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV). El año pasado fueron 10.829 quienes perdieron la vida sobre el asfalto. “Es una de las causas de muerte más altas entre los argentinos”, afirmó el experto, para quien este record obedece a que “se entregan licencias de conducir para la tasa recaudatoria y como favores políticos”. “Más que un problema de educación vial es un problema de educación”, manifestó Bertotti, y recordó que “hay una ley para dar educación vial en las escuelas que nunca se puso en vigencia”. Este año, la cifra va en aumento. En el primer cuatrimestre, la cantidad de muertos trepó a 3933, lo que equivale a 32,7 casos diarios. Desde 1980, cuando fallecían 16 personas por día, hasta hoy, las cifras crecieron en desmedro de la vida “sin que se hiciera absolutamente nada por evitarlo”, consideró.
La cantidad de muertes diarias había descendido como un efecto colateral de la crisis económica, ya que la cantidad de autos en circulación había bajado un 35 por ciento. “En ese momento mucha gente festejaba la disminución, pero nosotros decíamos ‘miren que la tasa es relativa’. En 2003 se fue recuperando”, y hoy los índices están como en los peores tiempos, en 1995. “Es como eso de ‘muerto el perro, se acabó la rabia’”, dijo Bertotti, que “de alguna manera” se alegra cuando aumentan las naftas.
Una diferencia entre 1995 y 2004 es que “antes, las edades de quienes iban al volante en el momento del accidente era mayormente de 17 a 30 años. Quienes eran más viejos se accidentaban menos”. En cambio, en estos tiempos “las edades tienden a emparejarse”, lo que para Bertotti se debe a dos causas distintas. “Entre los conductores accidentados de 17 a 30 años, tiene una fuerte incidencia el consumo de alcohol, mientras en quienes rondan los 60 años influyen la fatiga y el sueño”.
También se juntan las edades de quienes fallecen. Mientras en el ‘95 el 57 por ciento de quienes morían tenía entre 0 y 30 años, hoy esa cifra se redujo al 47 por ciento. No obstante, la franja de edad que va de 46 años para arriba creció de un 23 por ciento de muertos –hace nueve años– hasta llegar al 32 por ciento actual. Para Bertotti, esto se debe al empobrecimiento de la educación vial de los conductores en todos los aspectos.
“No puede ser que en el país haya más de 1500 bocas de expendio para las licencias de conducir. Cada municipio tiene la potestad de extenderla, cuando es un tema que debería estar organizado y centralizado por el Estado. Por ejemplo, si a alguien la Justicia lo inhabilita de por vida porque con su auto cometió un homicidio culposo, esta persona puede ir a otro municipio, cambiarse de domicilio y sacarla nuevamente”, indicó Bertotti. Para aportar a una solución, “debería funcionar efectivamente el registro de infractores o una regulación nacional de antecedentes de tránsito para centralizar información. Pero todavía no hay una concepción política de que la licencia es un documento muy importante”, consideró. Por eso apeló a “una adquisición de compromiso y conciencia de la autoridad que expide la licencia”. En este sentido, sostuvo que “es una vergüenza que el Estado tenga desde 1986 la obligación que dictar Educación Vial en las escuelas y todavía no lo haya cumplido”.
El 59 por ciento de los accidentes de tránsito son protagonizados por autos. Le siguen los transportes de carga, con un 15 por ciento, mientras los transportes de pasajeros llegan al 9 por ciento de los casos. Los accidentes que incluyen bicicletas pasaron del 4 por ciento en 1995 al 7 por ciento en la actualidad. El 4 por ciento restante corresponde al tren. Para Bertotti, los casos de accidentes de bicicletas “van a aumentar más, porque no se está generando una política clara para concientizar a sus usuarios. La bicicleta no es vista como un vehículo para el ciudadano argentino. No respeta ninguna de las reglas de tránsito que rigen para los demás rodados, pero comparten la misma calzada”, refirió el especialista. Otra situación de gravedad mencionada por Bertotti fue la de los transportes de pasajeros que, al ser desechados por obsoletos, siguen su vida como transporte escolar. “Eso da cuenta de que vivimos en una sociedad rara. Le damos a nuestros hijos, que son lo más sagrado, unos vehículos que pueden sufrir fallas. Porque si se los desecha es con el criterio técnico de que sus materiales están fatigados”, dijo.
Si bien la campaña del gobierno porteño para que se use el cinturón de seguridad “sirvió para que el tema estuviera en las charlas de la gente”,
Bertotti se pronunció “en contra de las campañas gubernamentales sueltas, inorgánicas. Lo que hace falta es el desarrollo de programas trienales y quinquenales. Una campaña es nada más que una acción dentro de un programa”, evaluó.
Informe: Sebastián Ochoa.