SOCIEDAD › EL VATICANO PIDE LEYES CONTRA LA PROSTITUCION
Con sanciones a los clientes
Por Vanessa Lerín *
Desde Milán
El Vaticano pidió que se creen leyes para sancionar a los clientes que alimentan indirectamente el “mercado del sexo”, y considera que la prostitución es “una forma de esclavitud moderna, un acto de violencia contra las mujeres, una ofensa a su dignidad y una grave violación a los derechos fundamentales”. Así lo expresó en un documento con el que ha concluido el Seminario sobre la Prostitución, organizado por el Consejo Pontificio para los Emigrantes. El Vaticano opina que los clientes de la prostitución “tienen que recibir algo más que una condena social”.
Tras el encuentro internacional sobre “La liberación de las mujeres de la calle”, organizado por el Consejo Pontificio para los Emigrantes, el Vaticano hizo público ayer un comunicado en el que concluye pidiendo, además de exigir sanciones para los clientes de la prostitución, hacer un llamamiento a la necesidad de formación en cuanto “al género, el respeto, la dignidad, los valores interpersonales y la esfera completa de las relaciones y la sexualidad”.
En palabras de Oreste Benzi, de la Asociación Comunidad Papa Juan XXIII, “todos los alcaldes de Italia, si quisieran, podrían emitir cuantiosas multas como ya hacen algunos alcaldes de la provincia de Verona, entre otros”. Para resolver definitivamente el problema, “Italia debería actuar inmediatamente como Suecia, que con la ley 408 ha ganado la batalla contra las relaciones sexuales de pago, como ya sucede en toda la provincia italiana de Rímini”. Benzi concluyó con una frase categórica: “Los clientes cometen el mismo delito que los criminales, por tanto deben ser castigados como ellos”. El documento dice que la prostitución “es una forma de esclavitud moderna”, y reconoce que “la explotación sexual, la prostitución y el tráfico de seres humanos son actos de violencia contra las mujeres y, como tales, constituyen una ofensa a su dignidad y una grave violación de los derechos humanos fundamentales”. Con respecto a la mujer prostituta, el texto señala que “es lacerada psicológicamente y espiritualmente muerta”. “Es un ser humano que grita para recibir ayuda, ya que vender su cuerpo por la calle no es lo que voluntariamente elegiría”, añade.
Los participantes en este encuentro, las Conferencias Episcopales de 19 naciones, concluyeron que los clientes “deben recibir algo más que una condena social y afrontar el pleno rigor de la ley”.
* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.