SOCIEDAD
El patrimonio cultural porteño en una muestra al alcance de todos
La Subsecretaría de Cultura de la Ciudad abrió una tienda cultural con libros del patrimonio histórico. Se ofrecen libros históricos, jergas urbanas, historias de sus calles y edificios.
Por Mariana Carbajal
La posibilidad de comprar (y regalar) un libro original, cargado de historia porteña, está a pocos metros de la Plaza de Mayo. Desde hace seis meses funciona en la planta baja de la Casa de la Cultura un espacio que se parece a las tiendas de museo, donde se pueden adquirir libros editados por el Instituto Histórico de la Ciudad de la más variada y atractiva temática: sobre la lengua que habla el argentino metropolitano, y sobre el origen y la razón de los nombres de barrios, calles y plazas de Buenos Aires; también guías que permiten descubrir (y localizar) el patrimonio cultural de la ciudad –sus murales, sus edificios y sitios emblemáticos– o conocer sus paisajes de hace cien años a través de sus postales. Todo está allí exhibido.
“La idea es que el patrimonio no sea un bien de los especialistas, sino que se pueda difundir, que trascienda del círculo de los investigadores y llegue a la comunidad”, explica a este diario Silvia Fajre, subsecretaria de Patrimonio Cultural de la Ciudad, impulsora de la iniciativa. En seis meses de existencia, las ventas en la tienda cultural –ése es su nombre– se triplicaron. El fin, aclara Fajre, no es comercial: “Todos los precios son accesibles”, destaca. Hay libros de divulgación general y libros para especialistas. Pero también hay postales, señaladores, obras artísticas en grabado y pintura de las internas de la cárcel de Ezeiza que participan del Taller La Estampa, y objetos producidos por los alumnos de la Escuela Taller de Artes y Oficios.
La tienda tiene su propio ranking de los más vendidos: lo encabeza el libro Las calles de Buenos Aires. Sus nombres desde la fundación hasta nuestros días, de Alberto Gabriel Piñeiro, director del Museo Saavedra. “Los nombres de las calles despiertan mucha curiosidad. Tuvimos que hacer una segunda edición de este libro porque había lista de espera para comprarlo: en tres meses se agota”, contó Lidia González, jefa del Departamento de Investigaciones del Instituto Histórico de la ciudad, la gran usina de donde surgen estos tesoros fotográficos y textuales, elaborados por historiadores, urbanistas y patrimonialistas.
Otro de los ejemplares que atrae la atención de los visitantes de la tienda cultural es Lengua y Poder. El argentino metropolitano, de Luis Labraña y Ana Sebastián, donde se describen los usos locales, porteños, de vocablos y expresiones y es posible encontrar, por ejemplo, palabras como adolfista (“se aplica a los seguidores de Adolfo Rodríguez Sáa), despelotado, merca (“droga, en especial, cocaína”) o teceísta (“persona aficionada al turismo de carretera”). La Presencia Masónica en el Patrimonio Cultural Argentino, Cafés de Buenos Aires, y Buenos Aires hace cien años, a través de sus postales, son otros tres libros que despiertan el interés de los visitantes de la tienda.
“La difusión de la historia de la ciudad abarca desde antiguos planos hasta las voces recuperadas de los vecinos, del hombre común”, comenta González. El Instituto Histórico de la Ciudad tiene un archivo oral, conformado a través del trabajo en talleres con vecinos antiguos de distintas zonas, con cuyos relatos reconstruyen la vida cotidiana del barrio desde principios del siglo XX. Estas voces recobradas están plasmadas en una serie de revistas que también se venden en la tienda. También hay libros específicos con la historia de algunos barrios, como el que este año presentó el profesor Diego A. del Pino, miembro de la Academia de Historia de la Ciudad, sobre Chacarita, el barrio en el que nació hace 84 años. No es su única publicación: tiene otros libros sobre Villa Crespo y Villa Urquiza.
La idea de la Secretaría de Cultura es que la tienda se sume a la oferta ya existente en la Casa de la Cultura, donde de martes a domingo se ofrecen conciertos en el Salón Dorado, los sábados hay lecciones de tango en el patio, y pueden recorrerse las muestras temporarias del subsuelo y las exposiciones del Pasaje Ana Díaz, todo en el histórico edificio afrancesado, donde funcionó el diario La Prensa, en Avenida de Mayo 575.