SOCIEDAD
Un disparo a quemarropa para un crimen irracional
Las pericias confirmaron que el autor del crimen de la Panamericana disparó a menos de 50 centímetros de su víctima. El acusado sigue prófugo y sus hijos temen que pueda atentar contra su vida, ya que padece “una fuerte depresión”.
Por Carlos Rodríguez
Cuando más detalles se conocen del caso, más irracional resulta la muerte del joven Pablo Piccioli, de 18 años, asesinado el domingo en la autopista Panamericana, cerca de Pilar, por un hombre que le disparó a quemarropa, desde una distancia menor a los cincuenta centímetros, según precisaron los peritos que realizaron la autopsia. Anoche, luego de una serie de procedimientos fallidos en distintos domicilios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, continuaba prófugo el supuesto autor del crimen, Edgardo Petrocchi, quien se confirmó que trabajaba como gerente comercial de la agencia de seguridad Watchman SRL, con sede en Munro, cuyo personal cumple servicios de vigilancia en la zona norte del conurbano. En esa misma zona, Pablo Piccioli y su hermano Andrés, de 22, habían pasado el fin de semana en un country custodiado también por agentes privados. “No podemos salir del asombro, porque Petrocchi era un hombre muy normal, que llevaba un arma sólo para seguridad personal”, declaró Gustavo Acosta, el gerente general de Watchman.
El joven Piccioli fue sepultado ayer en el cementerio Parque Memorial de Pilar junto con su abuela, que falleció de un infarto cuando se enteró de lo que le había ocurrido a su nieto. Los peritos determinaron que la víctima recibió un solo impacto de bala, en el estómago. El arma utilizada fue una pistola 3,80, de bajo calibre, que era la que llevaba siempre consigo el prófugo Petrocchi, según reconoció el gerente general de Watchman. “Los testigos presenciales insisten en que se trató de una discusión sin mayor importancia, luego de un roce entre los vehículos, al parecer producto de una mala maniobra realizada por Petrocchi”, dijo a Página/12 el vocero de la Fiscalía de San Martín, Hernán Zuazo.
El portavoz dijo que en la autopsia, ordenada por la fiscal Vilma Buglioni, se determinó que el plomo encontrado en el cuerpo de la víctima corresponde a una pistola 3,80. La funda del arma hallada en el coche de Petrocchi corresponde a esa misma pistola, igual que un proyectil intacto que fue encontrado en el piso del vehículo, un Daihatsu Charade CX1 patente ATN-122. “Cuando se produjo el disparo, los tres protagonistas estaban de pie, ya que los hermanos Piccioli regresaban a su auto (un Renault Clío) y la otra persona los siguió y accionó el arma”, explicó la fuente judicial.
“El disparo fue hecho desde cincuenta centímetros o menos”, puntualizó Hernán Zuazo. “Después, el chofer del Daihatsu se subió al vehículo y cruzó el peaje de Tortuguitas, tras romper la barrera de ese puesto de control”, comentó el vocero de la Fiscalía de San Martín.
Ayer, la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Martín realizó una serie de procedimientos en viviendas del conurbano bonaerense y de la Capital Federal, sin poder dar con el prófugo. Uno de los operativos se hizo en una casa de Laguna 1551, en el barrio porteño de Parque Avellaneda, donde vive uno de los hijos de Petrocchi, junto con la ex mujer del prófugo. Los investigadores habían detectado que en esa zona se había encendido, en varias oportunidades, el celular de Petrocchi. La policía sospecha que el hombre cuenta con el amparo de algún allegado, quien podría llegar a ser imputado por el delito de encubrimiento.
El abogado Mariano Chiaradía, que representa a la familia Petrocchi, aseguró que los hijos del prófugo están “muy preocupados por su suerte, ya que no tienen noticias de él desde el domingo”. El temor es que pueda atentar contra su vida, ya que “padece de una fuerte depresión por lo ocurrido”. Los conocidos de Petrocchi, incluyendo el gerente general de Watchman, lo definieron como “un hombre tranquilo del que no podía esperarse una reacción de este tipo”.
El velatorio de Pablo Piccioli y el de su abuela se realizó en Tres Arroyos al 1500, en el barrio porteño de Caballito, y luego se hizo el sepelio en Pilar. Para hoy, la fiscal Buglioni tiene previsto realizar un reconocimiento fotográfico del sospechoso prófugo, del que participaránAndrés Piccioli y otros testigos presenciales del episodio. En la Fiscalía de San Martín creen que Petrocchi “no pudo haber salido del país”, por lo que confían en su pronta detención.