EL MUNDO › LAS NEGOCIACIONES NO HAN EMPEZADO, PERO LAS PELEAS POR EL PODER SI
Ya se oxida la nueva Dama de Hierro
El poder de Angela Merkel ha empezado a ser cuestionado aun antes de que asuma la jefatura del gobierno alemán. Las objeciones provienen de izquierda y derecha, de socialdemócratas y socialcristianos.
Por José Comas*
Desde Berlín
Los intentos de limitar los poderes de la futura canciller de Alemania, la democristiana Angela Merkel (CDU), de 51 años, han comenzado antes de 24 horas desde su aceptación como futura jefa de un gobierno de gran coalición entre la democracia cristiana (CDU/CSU) y la socialdemocracia (SPD). No sólo dirigentes del SPD, sino también del partido hermano, la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, ponen en tela de juicio la vigencia real en una gran coalición del principio constitucional que establece: “El canciller federal fija las directrices de la política”. Al mismo tiempo, los jóvenes socialdemócratas piden un relevo generacional y reclaman cuatro carteras de las ocho que corresponden al SPD en el futuro gobierno.
La negociación del gobierno de gran coalición ni siquiera ha comenzado, pero ya se han puesto en marcha los intentos de reducir los poderes de la futura canciller Merkel. La frustración que el compromiso ha provocado en ambos bandos ha sido el factor desencadenante. Los democristianos, descontentos con la entrega de ocho ministerios y las concesiones programáticas al SPD, sacaron a relucir que el artículo 65 de la Constitución establece que corresponde al canciller “fijar las directrices de la política”. Esta simple cita fue como insultar a los socialdemócratas. La noche del lunes, apenas unas horas después del acuerdo, el presidente del SPD, Franz Müntefering, tuvo que responder a una pregunta de la segunda cadena de televisión pública (ZDF) sobre la competencia del canciller para fijar las directrices de la política. Como un resorte, Müntefering saltó: “Lo que está en la Constitución permanece ahí. La aplicación de las directrices de la política no tiene una importancia vital. El que lo hace en una coalición sabe que la coalición ha llegado a su fin”.
En la misma línea, el secretario general del SPD, Klaus Uwe Benneter, declaraba: “Cuando se negocia de igual a igual y se quiere gobernar de igual a igual no puede ser que uno tome las decisiones en solitario”. En tono amenazador, añadió: “El que abandona esa base común porque considera que puede tomar decisiones en solitario naturalmente que rescinde el contrato de esa coalición”.
Antes de empezar a negociar las capitulaciones matrimoniales ya se habla del divorcio. Las palabras de Müntefering y Benneter son agua para el molino de quienes auguran corta vida a la gran coalición. Una de las preguntas más repetidas las últimas horas en Berlín es cuánto durará esta segunda gran coalición en la Alemania de la posguerra. La primera se mantuvo de 1966 a 1969 y realizó un buen trabajo.
Más inquietante aún para Merkel son las declaraciones que llegaron desde Munich donde su correligionario, el primer ministro de Baviera y futuro ministro federal de Economía, Edmund Stoiber (CSU), se pronunció en términos similares al SPD. Stoiber sostuvo que en una alianza de dos socios casi iguales no puede haber “un clásico derecho a mandar y dirigir”. Luego, destacó el papel que en una gran coalición tienen que asumir los jefes de grupo parlamentario y concluyó: “Naturalmente la canciller tiene una responsabilidad especial, pero tiene que ser una tarea en común”.
Los expertos consideran la polémica como la clásica tormenta en un vaso de agua. Las directivas que corresponden al canciller, según el artículo 65 de la Constitución, tienen de hecho escasa entidad en la práctica. No obstante, resulta sintomático que se intente reducir el campo de actuación de Merkel cuando sólo lleva unas horas como aspirante a canciller. El servicio de noticias Spiegel Online resumía ayer: “Apenas se tomó la decisión a favor de la canciller Merkel cuando los señores del SPD y la CSU ya empiezan con el acoso”.
Por otra parte, los jóvenes del SPD no ven la hora de jubilar a la generación que les tapona su acceso al poder. La vicepresidenta del SPD y secretaria de Estado en el Ministerio del Interior, Ute Vogt, de 41 años, reclamó en televisión cuatro carteras en el nuevo gobierno. Ante el argumento de la falta de experiencia, Vogt replicó que ésa sólo se adquiere con el ejercicio. El SPD se encuentra ante un vacío generacional por la ausencia de políticos de nombre y con capacidad para suplir a la llamada generación del ’68. El SPD busca con desesperación a la persona adecuada para ocupar el Ministerio de Relaciones Exteriores para prepararla como un candidato aceptable para las elecciones de 2009.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.