Una mujer quedó detenida después de haber denunciado la desaparición de su marido y de que la policía hallara el cadáver del hombre con un disparo en la cabeza en el Parque Pereyra Iraola. La mujer, Karina Lorena Pereyra, habría confesado a la policía que lo asesinó porque estaba “harta de ciertas prácticas sexuales a las que la sometía”. Sospechan de su amante, policía.

Zarza y su esposa eran dueños de una pizzería ubicada en la avenida Perón, en la localidad de Claypole. Alrededor de las seis de la mañana de ayer, Karina Pereyra, desesperada, se presentó ante la comisaría 9ª de Quilmes para presentar la denuncia por búsqueda de paradero de su marido, luego de que, según dijo, él había salido en su Citroën C3 a comprar unos medicamentos la noche del miércoles y no había regresado a su casa.

Luego de la denuncia, la policía puso en marcha un gran operativo de búsqueda en toda la región. Ayer al mediodía la búsqueda se dio por terminada: poco antes de las 12, Zarza fue encontrado muerto dentro de su auto abandonado en los bosques del Parque Pereyra Iraola, muy cerca de la Escuela de Suboficiales de la Policía Bonaerense. Dentro del vehículo, cuyas puertas estaban cerradas, fue hallado el cadáver de Zarza. Se encontraba en el asiento del conductor, con su torso girado hacia la parte trasera del vehículo y un disparo en un hombro con orificio de salida por la espalda. El cadáver de Zarza no tenía puestos sus pantalones, lo que orientó la investigación hacia el crimen pasional.

La causa, que había sido caratulada como “averiguación de paradero” en la 9ª de Quilmes, se recaratuló como “homicidio” y quedó a cargo del fiscal Luis Armella, de Quilmes.

Apenas fue hallado el cuerpo de Zarza, Pereyra fue detenida como sospechosa. “Desde un primer momento nos extrañó su actitud. Si bien es común que los familiares de gente desaparecida estén desesperados, en ella se notaba una sobreactuación”, sostuvo uno de los investigadores. Una fuente policial aseguró que Pereyra “se quebró” ante la policía y contó que mató a su pareja porque “dentro del auto, Zarza la obligaba a atarse mientras la tocaba y él se masturbaba. Por lo que aseguró la mujer, su marido tenía una inclinación sadomasoquista y parece que le gustaba más que nada mirar y tocar, que hacer, y eso ella decía que la aterraba hasta que se hartó”, comentó un jefe policial.

La supuesta confesión, de todos modos, fue realizada ante los detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes, lo que, se sabe, no tiene validez como declaración judicial. Para que tengan validez deben ser ratificados por la misma mujer ante el propio fiscal de la causa. O sea que, por el momento, la mujer es sospechosa, pero no hay más que presunciones en su contra.

El fiscal aún no agotó la investigación. Según fuentes judiciales, se analiza el papel de un policía de la Bonaerense, según algunos testimonios amante de Karina Pereyra. Armella ordenó el secuestro de su arma reglamentaria. Esos datos, que surgen de las hipótesis judiciales, dejan cierta duda sobre las razones expuestas por la mujer para realizar el crimen y concentran cierta atención sobre su amante.