Martes, 23 de mayo de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › LAS PERILLAS DE LA COCINA PUEDEN SER LA CLAVE DEL ESTALLIDO
El hombre que permanece internado en estado crítico puede ser el habitante del 4º B. Citarán a declarar a todos los vecinos.
Por Horacio Cecchi
Poco a poco se van develando las incógnitas por el trágico estallido del 4º piso B. Ayer, ya habían sido identificadas las dos mujeres que fallecieron en el edificio de Pueyrredón 1316, varios pisos más arriba de donde se produjo la deflagración. También, el paciente que se encuentra en estado desesperante, internado en el Hospital del Quemado y que, de acuerdo con lo mencionado por la fiscal que investiga el caso, Estela Andrades de Segura, sería la persona que se encontraba o habitaba en el 4º piso B. Aunque técnicamente sea incomprobable con los datos que a la fecha tiene a mano la investigación, fuentes del caso revelaron a Página/12 un detalle que abre la hipótesis del suicidio o intento de suicidio: los bomberos encontraron todas las llaves de las hornallas y del horno abiertas.
Según revelaron fuentes policiales, las dos mujeres fallecidas son Marcela Claudia Espinoza, de 57 años, y Fiorella Longo, de 25. Las mismas fuentes corrigieron la información proporcionada ayer: la madre de Longo, Mirta Sánchez, se encontraba en el edificio al momento del estallido pero fue derivada al hospital Rivadavia, donde ayer al mediodía se encontraba internada por un cuadro de intoxicación por monóxido de carbono.
Ambas mujeres fallecidas se encontraban en el palier del séptimo piso, aunque algunas fuentes mencionaban que se trataba del quinto. Si bien el estallido buscó abrirse paso hacia arriba y abajo, “del cuarto piso hasta el séptimo están todas las paredes negras y la cerámica caída como si se hubiera quemado todo”, señaló uno de los investigadores.
En el cuarto piso, el epicentro del desastre, las marcas de la explosión eran dantescas. A los olores y la negrura que abarcaba todo desde el piso hasta el techo pasando por las paredes, se notaba la fuerza y violencia del estallido: la pared interna que separaba los departamentos A y B se desplomó, arrojando mamposterías y ladrillos hacia el departamento A. En el palier, fue hallado un gato totalmente calcinado.
Dentro del departamento B estaba todo destruido e incinerado. Según reveló ayer a Página/12 un investigador del caso, un detalle puede dirigir las líneas de búsqueda hacia la hipótesis del intento de suicidio: las perillas de las hornallas y del horno en la cocina se encontraban abiertas. De acuerdo con la información que circulaba ayer en boca de bomberos y policías era que el departamento estaba vacío, pero ayer la fiscal Andrades sugirió que uno de los pacientes, el que se encontraba en estado más grave, era quien habitaba el lugar. “No quiero dar al aire una noticia que pueda traer preocupación sin todavía estar segura –dijo Andrades–, pero una de las noticias sería que en el departamento de la explosión había una persona, que sería el hombre internado en el Instituto del Quemado”.
El parte médico del Instituto, aunque no lo identifica, señala como diagnóstico: “Quemaduras que abarcan el 88 por ciento de la superficie corporal. Ingresó derivado del Hospital Fernández. Se encuentra internado desde su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos. Sufrió quemaduras inhalatorias, por lo que se encuentra en asistencia respiratoria mecánica. Pronóstico reservado”.
“Estamos investigando las responsabilidades, a quién corresponde la culpa y tenemos mucho trabajo por delante. Tenemos que tomar declaración a todos los vecinos de los 14 pisos”, señaló la fiscal.
Entretanto, en el Instituto del Quemado permanecen además una mujer, Carolina Bainberg, de 30 años, que sufrió quemaduras en el 10 por ciento de su cuerpo y es asistida con respiración mecánica. Otra, Carolina Pisinsky, de 31 años, evoluciona favorablemente y será dada de alta.
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