SOCIEDAD › LA PRUEBA DE VIDA ANTES DEL PAGO DEL RESCATE

Una carta con los resultados

El agenciero Luis Orsomarso dijo ayer ante los periodistas que no podría reconocer a los dos hombres que lo mantuvieron cautivo, pues estuvo “todo el tiempo vendado y atado con una cadena” a una cama. También relató que quienes lo secuestraron “fueron personas jóvenes” y “a uno más o menos lo alcancé a ver”. También especificó que los que se lo llevaron de su agencia de compra-venta de autos estaban a cara descubierta.

Cuando lo secuestraron, el 8 de junio, “estaba entrando los autos, justo llovía, y entraron dos hombres armados y me hicieron tirar al piso, me encapucharon y me llevaron. Todo en un minuto”, contó Orsomarso respecto del momento en que fue secuestrado. “Fueron personas jóvenes, a uno más o menos lo alcancé a ver, y estaban vestidos con ropas normales”, agregó el empresario y negó que los captores hubieran estado disfrazados de policías.

Orsomarso, en declaraciones que hizo por la madrugada frente a su casa, también desmintió haber sido víctima de un “ajuste de cuentas”. Según él, ésa fue una versión que habrían inventado “la policía o los medios”. El vendedor de autos estimó que fue secuestrado “al azar”.

Sobre su cautiverio, dijo que siempre permaneció en el mismo lugar, que estaba “a una hora, una hora y media” de recorrido en el auto de donde se lo llevaron, desde su oficina en Ituzaingó, en momentos en que llovía torrencialmente.

Orsomarso afirmó que durante todo el tiempo que estuvo cautivo había “dos personas” que lo vigilaban y le entregaban la comida, uno de día y uno de noche”, y que el único que le hablaba “distorsionaba la voz”, mientras que “durante las 24 horas dejaban dos, tres, cuatro radios prendidas” para que no pudiera escuchar sus movimientos.

También señaló que “escuché por radio que hubo una mejicaneada”. Confirmó que fue él quien escribió la carta a sus padres pidiendo que entregaran el dinero que le exigían para su liberación, y que sus captores le hicieron copiar en ese mensaje los resultados del Mundial a esa fecha, como prueba de vida. “Me decían que escribiera en la carta que pongan la plata”, dijo Orsomarso, quien afirmó que sólo en los primeros días de su secuestro tuvo miedo, pero que luego se calmó porque siempre lo trataron bien. “Nunca me amenazaron ni me trataron mal”, aseguró.

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