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El corralito de Cavallo y De la Rúa, la devaluación de Duhalde y los descarados lobbies empresarios como estigmas de la crisis más profunda en la historia del país lograron lo que el sionismo no pudo en décadas: aumentar diez veces el número de consultas sobre posibilidades de migración a Israel, mientras que se calcula que entre dos mil y tres mil familias harán las valijas este año. Desde ese país, la lectura de la crisis determinó que el propio gobierno de Ariel Sharon aprobará un plan de ayuda extraordinaria de casi 20 millones de dólares para apuntalar a la comunidad judía argentina, de los cuales 4 millones fueron destinados a apoyar la red de escolaridad hebrea local. “La crisis es tan grave que la matrícula en las escuelas de la colectividad para este año se va a reducir, y mucho me temo que pueda alcanzar a la mitad”, señaló a Página/12 Noé Davidovich, secretario general de la AMIA.
El plan de ayuda de emergencia aprobado por Ariel Sharon aportará 19.300.000 dólares a la comunidad a través de la Agencia Judía Mundial, encargada de las relaciones de Israel con las comunidades judías de todo el mundo. Esos fondos forman parte de un paquete de ayuda de casi 35 millones de dólares a las comunidades judías de Francia y Sudáfrica, aquejadas por la agudización del antisemitismo. El director de la AJI, Sallai Meridor, hizo el anuncio en Jerusalén, tres días después de haber regresado de Buenos Aires en una visita donde recogió impresiones en vivo y en directo. “Me encontré con una colectividad pasando por una crisis muy profunda y en medio de un temor creciente por su futuro”, declaró Meridor.
La ayuda dispuesta por Israel además fue acompañada por el envío de un contingente de israelíes de origen argentino para colaborar en responder consultas y trámites de migración. Ayer, las oficinas de la Agencia Judía en Buenos Aires –que colabora con la embajada en los asuntos de migraciones– se encontraban saturadas de interesados, de empleados saturados de preguntas, de líneas telefónicas saturadas de llamados y de familias saturadas de Argentina.
Calculan que en los últimos diez días la cantidad de consultas se multiplicó por diez. En la década pasada migró un promedio de 800 familias al año; en 2001, fueron 1372 y las estimaciones para este año superan las dos mil, aunque algunos arriesgan que el número podría bordear las tres mil.
“La crisis golpea a toda la Argentina. Y la nuestra es una comunidad que es parte de la Argentina, con nuestra raigambre judía, por supuesto”, dijo Davidovich. “La actitud de ayuda de Israel es loable. No es que los judíos suframos la crisis distinto a otras comunidades. Hay quienes pueden quedar al margen, pero la gran mayoría lo sufre. Algunos no tienen ni donde caer”. Según estimaciones extraoficiales, más del 13 por ciento de los 230 mil judíos argentinos están por debajo de la línea de extrema pobreza. Davidovich agregó que la matrícula en las escuelas judías desciende anualmente como resultado del empobrecimiento general, y que “de 14 mil del año pasado va a bajar y no sería raro que llegara a la mitad”.
“La migración a Israel se multiplicó como la migración a cualquier otro país. La única diferencia es que Israel la favorece. Este aumento es consecuencia de la situación –agregó Davidovich–, y las últimas medidas económicas la van a acrecentar sin ninguna duda”.
“En el exterior hay una preocupación muy grande por la crisis que vivimos –señaló el rabino Daniel Goldman–. La sensación que daban las noticias y las imágenes de los cacerolazos era de pánico total. Recibí decenas de llamados de amigos desde Israel, desde Estados Unidos, desde Europa, preocupados por cómo estaba. Habrá que ver si cuando bajen los decibeles y la situación se normalice coincidan esa realidad con los deseos masivos de migración”.