SOCIEDAD

Ya hay un nombre para el nuevo Jack El Destripador

La policía británica detuvo a un hombre sospechado de ser el asesino de las cinco prostitutas en Ipswich.

 Por Marcelo Justo
Desde Londres

El enigma de los asesinatos de prostitutas en Ipswich parece a punto de resolverse. La policía británica arrestó ayer a un hombre de 37 años en relación con la muerte de cinco mujeres de entre 19 y 29 años de esa pacífica ciudad de provincia en el sudeste de Inglaterra. Por razones legales, la policía no reveló el nombre del sospechoso, pero la BBC y la cadena Sky lo identificaron desde el mediodía de ayer como Tom Stephens, empleado de un supermercado Tesco de la zona y taxista part-time.

En una inusual entrevista publicada 24 horas antes de su arresto, Stephens había reconocido al Sunday Mirror que era el principal sospechoso del caso. “Yo era amigo de todas estas chicas. Las conocía muy bien. Sobre todo a Tania y a Gemma. Fui lo más parecido a un novio que Tania haya tenido. Debería haberlas protegido. No tengo coartadas sobre lo que hice, pero no me preocupa, porque soy inocente”, dijo Stephens. Según el dominical, Stephens comenzó a frecuentar la zona roja de Ipswich hace unos 18 meses, luego de separarse de su esposa. Antes de arrestarlo, la policía lo había interrogado en cuatro oportunidades, la primera vez poco después de la desaparición de Tania Nicol, el pasado 30 de octubre. En la grabación de la entrevista, Stephens tiene un acento de clase media y un tono reflexivo, pausado, extremedamente calmo.

Los cadáveres de las cinco mujeres fueron hallados entre el 2 y el 12 de diciembre cerca de la carretera A14 y el río Orwell, que cruza la zona de Ipswich. Las cinco mujeres estaban sin ropas, con algunas alhajas y sin señales de violencia sexual. Las cinco eran heroinómanas: dos de ellas tenían hijos. El 2 de diciembre apareció en un trecho del río Orwell el cadáver de Gemma Adams, de 24 años: estaba desaparecida desde mediados de noviembre. Una semana más tarde se confirmó que un segundo cadáver hallado muy cerca de allí era el de Tania Nicol, de 19 años, vista por última vez con vida a fines de octubre. Cuando el 10 de diciembre la policía encontró en la misma zona un tercer cadáver, el de Anneli Alderton, de 24 años, embarazada de tres meses, quedó en claro que se trataba de un asesino serial. Dos días más tarde aparecieron otras dos mujeres asesinadas: Annette Nichols y Paula Clennell. Este último caso elevó la señal de alarma a un estado de histeria generalizado: el 9 de diciembre, Clennell estaba viva. Era obvio que el operativo policial montado una semana antes no había acobardado, ni mucho menos, al asesino.

El caso tiene un sospechoso y bastantes enigmas. Por el momento sólo se ha podido determinar la causa de muerte de dos de las prostitutas –estrangulamiento– mientras continúan los análisis forenses de los otros casos. El hecho de que tres de los cadáveres aparecieran en un río ha borrado pruebas esenciales. Ni siquiera el lugar mismo del crimen está aclarado. La premisa de la investigación es que el asesino mató a las mujeres en un lugar y luego trasladó los cuerpos a otro. Otra fuente esencial para la pesquisa, la ropa de las víctimas no fue hallada. En cuanto a Tom Stephens, por el momento no se reveló cuáles son las pruebas para arrestarlo “por los cinco asesinatos”. La policía está supliendo la ausencia de todos estos datos con las pistas que le puedan proporcionar las más de 10 mil llamadas recibidas en las líneas de emergencia y el análisis de los circuitos de tevé de Ipswich.

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Anneli Alderton, de 24 años, una víctima del asesino serial.
 
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