Viernes, 26 de enero de 2007 | Hoy
Por Cristian Alarcón
Dos dogos entrenados para husmear drogas revisan a unos muchachos grandotes que pelan documentos con celeridad y sonrisas. La avenida Bonorino, donde hace un año y medio ocurrió la masacre del Bajo Flores, límite entre la villa 1.11.14 y el Barrio Rivadavia, se llenó de policías. Desde el martes, un megaoperativo de la Federal cercó la zona caliente del Bajo Flores, allí donde se libra una guerra por el territorio narco, y donde dominan las organizaciones de peruanos.
“¡Nos revisaron hasta las zapatillas! ¡Está lleno de fierros, de ratis, esto parece Vietnam!”, se horroriza el joven que le cuenta a Página/12 la novedad de la que nadie deja de hablar en esa parte de la ciudad. “Si se quedan marcando presencia para la población esto no es malo. Aunque sea molesto que revisen a todos, esperamos que el clima mejore”, se esperanza un delegado de la villa.
Ayer el rumor en la villa era que habían cambiado al comisario de la 38ª: con o sin pruebas, la confianza en la seccional que controla el área en la que el narcotráfico reina ante los ojos de todos es ínfima. Aun así, lo cierto es que ese relevo no existió. De hecho, las seccionales 34ª y la 38ª participaban del control. La cifra de policías que actuaron: seis brigadas de Investigaciones, cuatro brigadas de Drogas Peligrosas, cuatro de la Superintendencia de Transporte, la División Perros, la de Tránsito. Los azules llegaban al medio centenar. Durante el primer día detuvieron a dos personas con pedido de captura por robos y a ocho que llevaban entre dos y cinco papeles de cocaína cada uno.
Las lecturas sobre la medida anoche eran variadas. “El barrio ha sido dejado en banda durante años y es hora de controlar, disuadir, que esta gente –por los narcos– no se sientan tan libres”, le dijo un oficial con experiencia a este diario. “Los chicos malos estuvieron alrededor, algunos sentados leyendo el diario mientras hacían el operativo, a unos metros, pero dentro de los pasillos. La policía dice que se quedan hasta hacerlos cagar de hambre, se van a tener que ir a vender a otro lugar, dicen”, comentó una delegada. “Pero dicen que es que quieren mostrar que la Federal hace algo porque han estado demasiado comprometidos con los narcos”, acusa. “La idea es apretar las clavijas”, dijeron fuentes del Ministerio del Interior.
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