Viernes, 26 de enero de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › A DARIAN BARZABAL LE APOYARON EL ARMA EN EL CRANEO ANTES DEL DISPARO
El fiscal Delucis pidió la prisión preventiva del ex sargento Regalía. La autopsia dice que apoyó su arma en la cabeza del chico antes de gatillar. Quedó desvirtuada la versión del forcejeo.
Por Horacio Cecchi
Las capacidades contorsionistas del ex sargento de la 3 de Los Hornos Santiago Regalía, y las que éste suponía de su víctima, Darián Barzábal, quedaron desfiguradas ayer, luego de que el fiscal Sergio Delucis solicitara su prisión preventiva apoyado por las revelaciones de la autopsia y las pericias realizadas por los expertos de Gendarmería y de la Policía Científica. Regalía había asegurado que el chico había intentado manotearle el arma dentro del patrullero y esposado, y que ésta se le había disparado accidentalmente durante el forcejeo. Como había anticipado Página/12, las pruebas demuestran todo lo contrario. Según señaló Delucis en su presentación, la 9 milímetros del policía estaba apoyada contra la piel del joven al momento de dispararse, debajo de la oreja izquierda y apuntando hacia arriba. El fiscal sostiene que Regalía amenazaba de ese modo al chico para sacarle datos sobre su cómplice. La noche del miércoles, la 3 recibió otra visita de los vecinos con pedrea y vidrios rotos incluidos.
El 10 de enero, Darián Barzábal fue atrapado por el policía en disponibilidad Luis Doratto, de la comisaría 4, cuando lo descubrió robando su propia casa con otro cómplice. Doratto persiguió al dúo y dio alcance a Darián, logró dominarlo, lo esposó y lo dejó tirado en el piso, donde lo golpeó según declararon testigos. Luego, lo entregó detenido al patrullero de la 3 que acudió a su llamado. Hasta ese momento, según el propio Doratto, el chico tenía las manos esposadas por detrás de la espalda y estaba desarmado. A cargo del patrullero estaban los dos sargentos, Christian Gutiérrez al volante y Santiago Regalía en supuesta custodia de detenidos.
El chico subió golpeado pero vivo al patrullero y lo sacaron muerto con la cabeza agujereada por una bala policial. En el libro de guardia no figuraba la detención, y en el patrullero apareció un arma calibre 22 que los policías alegaron era el arma que intentó sacar Barzábal. La versión se deshizo cuando se determinó que el arma había pertenecido a un vecino fallecido el 9 de octubre pasado y que quedó bien guardada en algún cajón de la comisaría.
El 17 de enero, Regalía finalmente aceptó declarar. Reconoció entonces que le entregaron al chico esposado, con las manos por detrás de la espalda. Agregó que durante el viaje, dueño de una elasticidad circense, el chico, en el escasísimo espacio que existe en la cabina trasera de los patrulleros, logró pasar sus manos esposadas por debajo de los pies, lo que lo dejaba en una posición, cualquiera diría, privilegiada. Todo esto fue advertido por el entonces sargento, que supuestamente en ese momento pasó al asiento trasero para volver la situación a la normalidad. Fue entonces, según la declaración de Regalía, cuando el chico intentó manotearle el arma. Regalía con la izquierda intentó mantener a raya al detenido y con la derecha sacó su arma para alejarla. Pero en el forcejeo, el arma se le disparó.
Fuentes de la fiscalía señalaron que en el informe de la autopsia, los forenses determinaron que “el disparo se produce en momentos en que el caño del arma está apoyado sobre el plano cutáneo de la víctima”. Delucis aguarda aún la pericia histopatológica del taco de piel que determine con precisión con qué presión estaba apoyada el arma. “Además –confió a Página/12 el investigador– sabemos la dirección del proyectil que se condice con las pericias realizadas por Policía Científica y Gendarmería y que describen una escena que no tiene nada que ver con la que declaró Regalía.” La bala ingresó por debajo de la oreja izquierda y su orificio de salida es por encima de la oreja derecha. “Coincide con la descripción –agregó el investigador–. El sargento había apoyado el caño de su arma y lo presionaba hacia arriba contra la parte inferior del oído, amenazando para sacarle información de dónde estaba su cómplice.” Por otro lado, la trayectoria de la bala dentro del móvil coincide con la descripción. El chico tenía la cabeza hacia arriba, algo tirada para atrás, y el proyectil fue extraído del parante de la puerta, arriba, siguiendo la misma dirección del disparo.
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