Prácticamente uno de cada diez automovilistas que manejan en rutas vinculadas con la costa atlántica lo hace con exceso de alcohol. Así lo reveló el control de alcoholemia implementado por el gobierno provincial: en lo que va del año, al 8,5 por ciento de los conductores examinados se le detectó una proporción mayor al 0,5 permitido. En esas rutas, además, desde el 2 de enero hasta ayer ocurrieron 46 accidentes, en los que murieron 25 personas. En 2006, en todo enero y febrero hubo 90 accidentes, con 51 víctimas fatales.

Los datos pertenecen a la Superintendencia de Seguridad Vial del Ministerio de Seguridad de la provincia. De acuerdo con esos cómputos, la policía controló desde el inicio del año a 3929 automovilistas en las rutas que van a la costa. De ese total, 749 dieron positivo, es decir que tenían algún grado de alcohol en sangre, aunque 415 estaban dentro del límite permitido: 0,5 gramo por litro de sangre. Los 334 restantes (el 8,5 por ciento del total) estaban en infracción: 195 tenían una alcoholemia de entre 0,51 a 1 (primer grado); 91, entre 1,01 a 1,51 (segundo grado) y 45, más de 1,52 (tercero, considerado muy grave).

El año pasado, los controles arrojaron resultados mucho mejores: de los 3811 controlados en todo enero y febrero, hubo sólo 24 en infracción, es decir 0,6 por ciento, contra el 8,5 de lo que va en 2007.

En tanto, las estadísticas respecto de los accidentes tienden a mantenerse. En los dos primeros meses del año pasado hubo 90 siniestros en las rutas bonaerenses conectadas a las ciudades balnearias. Desde el 2 de enero hasta ayer, llegaron a 46. Los accidentes de este año provocaron 81 heridos leves y 30 graves, más los 25 muertos ya mencionados.

La ruta con mayor índice de siniestralidad es la 11: desde principio de año hubo 17 accidentes, con 10 muertos, 48 heridos leves y 7 graves. La estadística incluye el trágico caso de los tres jóvenes que murieron al chocar el auto en el que viajaban con un micro a la entrada de Mar de Ajó. El segundo lugar lo ocupa la Autovía 2: en ella ocurrieron este año 12 accidentes, con un saldo de 9 muertos y 25 heridos.

Por su parte, el ministro de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo, reiteró ayer que los municipios no están autorizados a instalar ni a operar los radares de control de velocidad en rutas y autopistas nacionales y provinciales. “La Provincia tiene el manejo exclusivo de la política de seguridad en rutas y autopistas y los municipios tienen a su cargo sólo el control del tránsito en la zona urbana, que no incluye las rutas que pudieran atravesarla”, detalló.

El funcionario precisó que el decreto que declaró la emergencia vial en la provincia, a raíz de la gran cantidad de accidentes de tránsito ocurridos en los primeros días de este año, “establece ciertos requisitos y salvaguardas para evitar abusos que conspiren contra la transparencia y seguridad del sistema”.

“Muchos municipios consideraron que la norma los autorizaba a colocar inspectores de tránsito municipales con medidores de velocidad en autopistas y rutas, pero esto no está permitido”, aclaró.