SOCIEDAD

Nuevo sistema de evaluación para obtener el registro de conductor

El gobierno porteño lanza hoy un sistema de evaluación informatizado para obtener la licencia de conductor, que incluye treinta preguntas en multiple choice y exámenes psicofísicos.

Una evaluación con muchas preguntas. Mucho recelo de los examinadores. Pocos resquicios para copiarse o machetearse. Y consignas capciosas. Los recuerdos del secundario seguramente vendrán a la memoria de más de uno de los aspirantes a obtener la licencia de conductor por primera vez, cuando hoy estrenen el flamante sistema de examen que pone en funcionamiento el gobierno porteño. De todas maneras, no tendrán mucho tiempo para rememorar: cuando se cumplan los 45 minutos de tiempo máximo para resolver la prueba, las computadoras en las que estén trabajando se apagarán automáticamente, sin lugar a pedidos de piedad.

La nueva prueba teórica constará de 30 preguntas, divididas en tres categorías: 12 de ellas serán “básicas”, otras 12 “de mediana complejidad” y las 6 restantes, “rigurosas”. Tendrán la modalidad multiple choice y podrán incluir imágenes que simulan situaciones cotidianas, para analizar la capacidad práctica de resolución de los aspirantes. Para aprobar, quienes rindan deberán contestar satisfactoriamente al menos 10 de las básicas, 8 de las de mediana complejidad y 5 de las rigurosas.

Las pruebas se llevarán a cabo en las instalaciones de la Dirección de Licencias porteña, donde se dispusieron boxes con unas 50 computadoras, en las que se sentarán los postulantes a obtener su primer registro de conductor divididos en tres categorías: conductor particular, profesional (de carga y pasajeros) y de motos. Cuando sus pantallas se enciendan, tendrán estrictos 45 minutos para responder el cuestionario, conformado por preguntas seleccionadas de un universo de 700 consignas.

Hasta ahora, las evaluaciones eran por escrito y los aspirantes entraban en tandas a las aulas, y de esa forma era más difícil “controlar a los postulantes, que muchas veces hacían trampa”, aseguraron desde la Dirección de Licencias. “Ahora será mucho más riguroso, más transparente”, sostienen con seguridad en esa dependencia.

Entre tantos obstáculos, quienes todavía sigan adelante con su voluntad de transformarse en conductores licenciados tendrán una ventaja: no deberán pasar por el calvario de esperar la nota de su examen. Como se trata de un sistema absolutamente informatizado, la corrección es instantánea. De esa manera, apenas el aspirante termina la evaluación, se le informa el resultado. Así, podrá salir orgulloso de su desempeño, o cabizbajo y a la espera de una nueva chance que, según las nuevas condiciones, sólo podrá tener lugar después de pasados 29 días.

Para afrontar la prueba, los aspirantes podrán realizar un curso teórico de preparación. Las preguntas de la evaluación estarán referidas a la normativa que rige el tránsito en la ciudad, que incluye la Ley Nacional de Tránsito 24.449, el Código de Tránsito porteño (ley 2148) y el Código de Faltas de la ciudad. Toda esta información está disponible en la página web del gobierno porteño (www.buenosaires.gov.ar)

Además de las novedades en lo que refiere al examen teórico, la reforma incluye también modificaciones en otras áreas. Se descentraliza el dictado de los cursos preparatorios para los exámenes, que ya no se realizarán en las instalaciones de la Dirección de Licencias, sino que se llevarán a cabo en ONG autorizadas.

Las evaluaciones para obtener el registro no son sólo teóricas. Los postulantes también deben superar una serie de exámenes psicofísicos, que en el caso de las licencias particulares, a partir de ahora se realizarán en lugares tercerizados por el gobierno porteño.

Esta modificación en las condiciones para obtener el registro en la ciudad se da en medio de un verano caliente en lo que a accidentes de tránsito se refiere, sobre todo en las rutas. Desde el gobierno porteño manifestaron que a partir de ahora las expectativas pasan por “mejorar la educación y la seguridad vial, y que el Estado tenga los resortes para prevenir este flagelo”.

En el mismo sentido, rige desde el 1o de febrero en la provincia de Buenos Aires la “Emergencia Vial”, declarada por el gobierno bonaerense en enero, luego de un comienzo de año con un grave aumento en los índices de accidentes de tránsito. Allí significó la puesta en funcionamiento de los radares de velocidad, suspendidos desde hacía años, para detectar infracciones en las rutas.

Al poner en marcha esa normativa, las autoridades provinciales anunciaron que con el comienzo del período de sesiones en la Legislatura de la provincia, se instrumentarían “medidas de fondo” sobre la cuestión, como la posibilidad de suspensión de una licencia cuando se haya cometido una infracción considerada grave.

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La necesidad de poner mayor control a los conductores llevó a modificar las pautas del examen.
 
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