Sábado, 4 de agosto de 2007 | Hoy
Una mujer estaba procesada en Catamarca por la muerte de su bebé recién nacido. Un tribunal la dejó libre por falta de pruebas.
Ida Amelia Titos, de 23 años, estuvo 18 meses presa en Catamarca, acusada de haber asesinado a su hija recién nacida y de haberla hecho sepultar por otra mujer, Rosa Lidia Gordillo, de 76, quien había sido imputada por el delito de encubrimiento. Ayer, como cierre de un juicio oral que mantuvo en vilo a la provincia, la Cámara Penal Uno resolvió absolver “por el beneficio de la duda” a la presunta autora del filicidio y también a su supuesta cómplice. Titos, que había sido acusada por el hecho ocurrido el 4 de noviembre de 2005, quedó ayer en libertad, por decisión unánime de los jueces Juan Carlos Roselló, Juan Carlos Sampayo y Rolando Palacios. La sentencia estaba cantada desde el momento en que el fiscal del juicio, Miguel Mauvecín, había solicitado la absolución por entender que las pruebas colectadas “no son suficientes como para llegar a una condena”, postura a la que se plegó la defensora oficial Silvia Guzmán, que había asumido la representación de Titos.
“No llegué al convencimiento necesario para sostener la acusación de ambas, por lo que solicito la absolución para Titos y Gordillo por el beneficio de la duda”, concluyó en su alegato el fiscal Mauvecín. “No se encontró ningún elemento que pudiera ser utilizado para el crimen, pese a que se allanó la escena del hecho”, dijo la parte acusadora, que recalcó que en el lugar “no había indicios de que hubiera sido alterado” el escenario del hecho,
Titos llegó al juicio oral acusada de matar por asfixia a su beba recién nacida, aunque ella, en su declaración, rechazó esa hipótesis y aseguró que su hija “nació muerta, asfixiada con el cordón umbilical”. Luego de estar 18 meses en prisión, Titos y Gordillo fueron dejadas en libertad. Al fundamentar su pedido de absolución, el fiscal Mauvecín recordó que en cumplimiento de sus funciones no tiene “la obligación de acusar, sino de llegar a la verdad real”. A la madre de la criatura fallecida la habían acusado de “homicidio agravado por el vínculo”, por el cual podría haber sido condenada a cadena perpetua.
El hecho ocurrió en noviembre de 2005 en Palo Blanco, una pequeña localidad ubicada 40 kilómetros al norte de la cabecera del departamento de Tinogasta. El caso había sido investigado por la policía local, bajo la dirección de la fiscal Liliana Alvarez. En la etapa de instrucción se dijo que Titos había dado a luz a su beba en un depósito que está dentro de la vivienda de su padre. Según Alvarez, la madre había asesinado a su hija con un pedazo de tela, plástico o cuerda que, como señaló el fiscal del juicio, nunca pudo ser hallado.
Luego de la muerte, Rosa Lilia Gordillo, la supuesta cómplice, se habría encargado de sepultar el cuerpo en el cementerio de Palo Blanco. Titos negó esa versión e insistió en todo momento en que la beba nació muerta, por asfixia, porque quedó enredada en el cordón umbilical. Al principio se dijo que la beba tenía, en el cuello, señales de haber sido asfixiada por un elemento que no era el cordón umbilical. De todos modos, los médicos nunca descartaron totalmente la versión de la madre. Con esos elementos, el fiscal del juicio pidió la absolución de las dos acusadas.
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