“No hay ninguna decisión política de acompañar a la primera fuerza de seguridad federal creada en democracia y con dirección civil.” La crítica, durísima, se hizo pública en boca de Marcelo Saín, titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, y apuntó hacia arriba. Las declaraciones las formuló durante la Jornada sobre Educación Policial y Derechos Humanos, realizadas en el marco del proyecto de diseño y organización de un modelo de educación policial, que lleva adelante la intervención de la PSA, la Academia de Policía de Holanda, el Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia y Abuelas de Plaza de Mayo.

Saín cuestionó severamente la falta de compromiso político para el modelo propuesto de conducción civil de una fuerza de seguridad federal creada en democracia. “Es la primera, representa un modelo diferente y no les conviene a los modelos anquilosados de fuerzas de seguridad del siglo pasado”, dijo Saín a Página/12. Durante la jornada, se presentó un documento, el primer análisis del modelo de enseñanza y formación de la ex Policía Aeronáutica Nacional, la ex PAN. El análisis arrojó como conclusión que la ex PAN estaba concebida y se configuraba desde sus estructuras superiores y de parte de sus integrantes como una fuerza militar que presentaba algunos rasgos superficiales de lo que podría considerarse una organización policial. En pocas palabras, una policía altamente militarizada, desprofesionalizada, sin adecuación de la labor policial a las problemáticas delictivas. La instrucción reproducía actitudes, capacidades, prácticas y procedimientos que se acercaban más a una fuerza armada abocada a tareas de defensa nacional.

Esa ex policía militar de intervención sobre el ámbito público fue reemplazada por la PSA. “Por ahora, el reemplazo es una máscara –sostuvo Saín–. Porque no hay decisión política para acompañar el proyecto. No hubo la menor inversión. El presupuesto debería rondar los 200 millones de pesos y apenas si se entregaron cinco millones y medio para pistolas, municiones, cámaras y uniformes. La clase política cree que la seguridad se hace con palabras, sin inversión, pero con jarabe de pico no se construyen policías nuevas. Hay sectores de este gobierno que prefieren cortarle las alas a este modelo nuevo.”

“Todo el mundo está contento con que el Estado detectó las valijas de Wilson –dijo Saín–. Lo que nadie sabe es que la oficial María Telpuk, de la PSA, que ordenó abrir la valija, debió salir corriendo cincuenta metros para informarle lo que había encontrado a su supervisor porque no hay presupuesto para comprar equipos de comunicación. Hace un año que mandamos un proyecto con mil artículos para reglamentar la estructura orgánica, el régimen de personal civil, del policial y la reglamentación disciplinaria, y está cajoneado. Sin eso, todo lo hecho es provisorio. Sería una vergüenza que el 10 de diciembre se dé marcha atrás. Y yo no creo que para esa fecha se haga algo que en tres años y medio no se quiso hacer.”