Jueves, 4 de octubre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › UNA MUESTRA DE PRODUCTOS INNOVADORES EN EL BORGES
Desde un avión que vuela sin tripulación hasta una bicicleta plegable pueden verse en el Tercer Concurso de Productos Innovadores. Apunta a promover “la aplicación de la tecnología a mejorar la calidad de vida”.
Por Carlos Rodríguez
Hay de todo, como en botica, pero no se trata de una botica cualquiera. En los amplios salones del primer piso del Centro Cultural Borges se exhiben productos novedosos, como un avión que vuela sin tripulación y que puede servir para combatir incendios forestales sin exponer vidas humanas porque no necesita piloto. En otro rincón, para los que quieren prender fuego, pero sólo para hacer un buen asado, se ofrece una parrilla descartable que se pliega como un bandoneón, pesa 580 gramos y se puede llevar en la mochila. También muestran bicicletas plegables, una mesa de luz que alumbra sin necesidad de velador, un robot telecomandado de inspección y manipulación de explosivos y la maqueta de un catamarán ecológico de contaminación cero, dado que funciona transformando la energía hidráulica, eólica y solar en energía eléctrica. Las maravillas tecnológicas forman parte del Tercer Concurso Nacional de Productos Innovadores, organizado por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Ministerio de Educación, con el apoyo de la Universidad Tecnológica Nacional.
La exposición, que seguirá hasta el viernes, puede ser visitada por el público, hoy y mañana, en el horario de 10 a 14, con entrada libre. El objetivo del concurso, que en su acto inaugural contó con la presencia del ministro de Educación, Daniel Filmus, es “estimular y difundir los procesos de transferencia de conocimientos y tecnología, aplicados a productos o procesos que mejoran la calidad de vida de la sociedad”.
Las empresas y constructores compiten en cinco categorías. Los ganadores recibirán premios de entre 3 y 15 mil pesos, con un premio mayor de 30 mil pesos. En total, se distribuirán 270 mil pesos. En sus tres años, la iniciativa ha reunido un total de 5300 propuestas de nuevos productos. Los organizadores resaltaron que uno de los productores ganadores del año anterior, la cocina solar diseñada por estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, accedió al lugar de “los más nominados en el index Award de este año, la mayor organización internacional especializada en diseño para mejorar el standard de vida”.
Este año, los proyectos presentados sumaron 1657, de los cuales 200 fueron seleccionados para la exposición, mientras que 310 formarán parte del catálogo 2007. El jurado que hizo este año la selección fue integrado por el diseñador industrial Hugo Kogan, el diseñador gráfico Ronald Shakespear, Juan Fonzi del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y Javier Gómez del Conicet.
Uno de los productos destacados es el Yarará, un avión no tripulado de vuelo autónomo que por sus dimensiones (4 por 2,5 metros) no pudo ser exhibido en el salón, aunque la empresa llevó otros modelos más pequeños. Wolffgang Backhaus, director de la empresa cordobesa Nostromo Defensa S.A., dueña del Yarará, informó que la máquina tiene autonomía de vuelo de seis horas con cuatro litros de combustible. El itinerario es programado por computadora y el plan de vuelo se cumple de acuerdo con los objetivos buscados. “Puede realizar relevamientos fotográficos aéreos de todo tipo, con fines agropecuarios o de defensa”, explicó Backhaus a Página/12.
El avión puede transportar sensores y cámaras de distinto tipo, hacer transmisiones de video en tiempo real o ser utilizado para “detectar el foco de incendios de magnitud y para combatir el fuego. La otra alternativa son los aviones exploradores, los hidrantes y los helicópteros, más caros y con el plus de no exponer vidas humanas”.
En el salón del Borges se puede ver al Kona-Bot, un robot diseñado por la Facultad de Ciencias Exactas que tiene dos brazos metálicos para manipular explosivos. Otro atractivo es la parrilla desplegable y descartable. Sus creadores, Nahuel Hernando y Luis Azar, buscan apoyo para industrializar su invención. “Es muy apta para utilizar en campings, es muy liviana para transportar y permite hacer un buen asado para seis personas. Está preparada para soportar un mínimo de cinco asados y un máximo de diez”, precisó Hernando.
Pablo Carlodalatri, italiano naturalizado argentino, estaba junto a la maqueta de su catamarán ecológico que funciona “con energía hidráulica y solar con buen tiempo, mal tiempo e incluso estando parado”. En la muestra hay también un sillón mecedor de movimientos múltiples, un traje seco tipo membrana para bucear en aguas frías al extremo, una pintura tipo látex que es bactericida, un equipo láser que sirve para medir los niveles de suciedad de cualquier tipo de superficie, un sensor de humedad de suelos, un bicicleta urbana plegable para llevar colgada en los hombros y una microválvula inteligente para glaucoma que permite el alivio y el tratamiento de la presión intraocular alta que conduce a la ceguera.
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