Viernes, 26 de octubre de 2007 | Hoy
La dueña de un hogar de Banfield y su hija fueron detenidas, bajo la sospecha de que secuestraban a ancianos para apoderarse de sus bienes. Macabro hallazgo en el geriátrico allanado.
Lo más inquietante es ese montoncito de anteojos y dentaduras postizas que aparecieron donde no tenían por qué estar. Dos mujeres, madre e hija, fueron detenidas, en Banfield, en relación con la desaparición de dos ancianos, con el robo a otra mujer de avanzada edad y con la pregunta por los nombres y paradero de los propietarios de aquellos anteojos, aquellas dentaduras, que se hallaban en el domicilio de las sospechosas. La sospecha es que las detenidas –que habían sido propietarias de un geriátrico–, mediante engaños y violencia, secuestraban a ancianos con la finalidad de apoderarse de sus bienes y cobrar sus beneficios. Están acusadas de “robo agravado” y “privación de la libertad agravada”. El mes pasado, en José C. Paz, se detuvo a cuatro personas bajo similares acusaciones.
El 19 de septiembre pasado, Adriana González, de 50 años, fue detenida en Lomas de Zamora: “Se la apresó ‘in fraganti’, cuando, mediante engaños, había llevado con ella a una anciana y la había reducido usando gas pimienta para quitarle pertenencias”, según una fuente de la investigación. La mujer fue acusada de “robo agravado” por el fiscal Juan José Vaello, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de Lomas de Zamora.
Poco después, otra anciana denunció haber sido conducida con engaños a una casa de la calle Palacios al 1800, en Banfield, donde le habrían dado sedantes fuertes con el aparente propósito de hacerle firmar un poder sobre sus propiedades. La fiscal Lorena González, de la UFI 14 de Lomas de Zamora, dispuso el allanamiento de la casa, que alquilaba Adriana González. Allí fue detenida Anahí Chaparro, hija de Adriana, de 25 años. En la casa habitaría también un hombre, “que desapareció de la vivienda y está siendo buscado”, según fuentes de la investigación.
La fiscal González ya indagó a madre e hija, a quienes les imputó el delito de “privación ilegal de la libertad agravada”. La finalidad posible del delito sería cobrar beneficios a nombre de las víctimas o gestionar la transferencia de propiedades.
Ambas habrían regenteado, hasta hace un par de años, un geriátrico ubicado en la calle Deheza, de Lanús.
Al mismo tiempo, el Juzgado de Instrucción Nº 28 de la ciudad de Buenos Aires investigaba la desaparición de Serafín López Saavedra, español, de 98 años, domiciliado en la calle Palestina al 700, en el barrio de Almagro, cuyo paradero no se conocía desde el 4 de julio, cuando había salido a pasear por la avenida Corrientes.
Con motivo de la desaparición del anciano, fue allanada nuevamente la casa de la calle Palacios, y allí “se encontró el DNI del señor López Saavedra”, precisó para este diario el comisario Claudio Tapia, jefe de la Dirección de Homicidios de la Policía Federal.
Elba Ferreiro, sobrina del anciano, fue citada por la fiscalía: “Reconocí documentos, una corbata, zapatos, un reloj y hasta las llaves de la casa de mi tío. No sé cómo llegaron esas cosas a la casa de la calle Palacios, porque no tenemos familia ni conocidos allí”, manifestó.
No sólo había objetos personales de López Saavedra. “También había dentaduras postizas, anteojos y otros objetos”, agregó el comisario. ¿De quiénes? ¿Por qué? “No sabemos de quiénes. No hay explicación. No sabemos por qué estaban allí”, contestó el policía.
Parte de los elementos secuestrados podrían pertenecer a una anciana de apellido Molina, cuya desaparición también es investigada por la fiscal González.
Según fuentes de la Dirección de Investigaciones de Lomas de Zamora, la Policía Bonaerense excavó en los fondos de la casa de la calle Palacios, llevó perros adiestrados, pero no se encontró ningún cadáver. Anoche, según fuentes de la investigación, estaba por emitirse un ofrecimiento de recompensa de 50.000 pesos para quien aportara datos sobre el paradero de Serafín López Saavedra.
El mes pasado, la dueña de un geriátrico ilegal en José C. Paz fue detenida bajo acusación de una maniobra similar a la que se atribuye a las dos mujeres apresadas en Lomas de Zamora. Aquella vez, un familiar de Loreno Cavallero, de 77 años, denunció que le habían exigido 30 mil pesos para poder volver a verlo. La policía allanó el geriátrico ilegal La Posada y detuvo a Rosa Vallejo, la dueña, de 62 años; su hijo Ariel Valenti, de 34; la esposa de éste, Andrea Castro, de 30, y una empleada. Cavallero había muerto hacía días y su cuerpo iba a ser enterrado bajo otra identidad. La sospecha es que los dueños del geriátrico ilegal intentaban fraguar una unión matrimonial con el fallecido para apoderarse de sus bienes, con la ayuda de un abogado y un escribano.
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