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- Los secuestradores andaban a cara descubierta y no ataron ni vendaron a Antonio Echarri porque contaban con la promesa de impunidad.
- Usaron su propio auto y escondieron al secuestrado en el domicilio particular de un secuestrador porque tenían alguna garantía.
- Hubo un pacto para que no fueran detenidos los protagonistas. Por ello, los únicos apresados son personajes secundarios de la operación.
- El primer negociador se mostró hiperprofesional y ello no coincide para nada con el perfil de una banda de perejiles. Además, ese negociador no ha sido identificado ni está preso.
- En las negociaciones no había apuro de los secuestradores. Pareció que el objetivo era el impacto público más que conseguir el dinero.
- La búsqueda del impacto político también se verificó en la increíble cantidad de filtraciones hacia los canales de televisión.
- Desde hacía varias semanas que circulaba la versión de que se preparaba una operación planificada por jefes policiales para jaquear al ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, y al gobernador Felipe Solá.
- También hace un mes, el Gobierno bonaerense recibió información de que una banda apadrinada por policías federales iba a producir un secuestro en San Martín o Avellaneda. Esto motivó un alerta transmitido al ministro de Justicia y Seguridad Juan José Alvarez. Después de ese aviso, en San Martín fue secuestrado el dueño de una estación de servicio, pero simuló un infarto y lo liberaron. El de Avellaneda sería el secuestro de Echarri. El objetivo: una pelea por poder entre la Federal y la Bonaerense. Uno de los detenidos, es un ex policía federal retirado y uno de los prófugos es su hijo.