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Hoy se llevará a cabo la segunda audiencia judicial en la causa en que el gobierno porteño fue demandado por no asistir a una pareja de jóvenes costureros bolivianos, víctimas de la trata de personas. La pareja quedó en situación de desamparo después de haber sido despedidos de un taller que trabajaba para una firma de ropa de primera marca. Un fallo del juez en lo Contencioso Administrativo Guillermo Treacy dispuso que la asistencia se hiciera en los términos de la ley 2781, sancionada en julio del año pasado, que obliga al Ejecutivo a brindar alojamiento a las personas víctimas de redes de trata “hasta tanto cese su situación de vulnerabilidad”.

Las dos víctimas fueron despedidas la primera semana de enero del taller donde trabajaban –que a la vez les servía de vivienda– y hasta mediados de abril fueron asistidos por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). A partir de ese momento se albergan en forma precaria en la Fundación La Alameda.

Los dos costureros se convirtieron en denunciantes del taller que los empleaba y de la firma Kosiuko, para la cual trabajaba el taller, y a la cual le reclaman una indemnización por despido. La firma Kosiuko negó en un comunicado “cualquier participación en la contratación de trabajo esclavo”. Sin embargo, su titular, Federico Bonomi, está imputado en una causa por el delito de “reducción a la servidumbre”, con pedido de indagatoria por parte de la fiscalía.

Ahora, según el fallo del juez Treacy, la situación que viven Oscar Mamani y Concepción Pajarito Marca los encuadra en la figura de “víctimas de trata de personas”. Por eso, el juez consideró admisible el recurso de amparo contra el gobierno de la ciudad para que se les brinde a ambos “protección integral”.

En el gobierno porteño, primero les pidieron que buscaran presupuestos de hoteles y luego les ofrecieron un lugar en un centro de refugiados en La Boca. Con el asesoramiento judicial de la Fundación La Alameda, ambos rechazaron esa propuesta al considerar que no estaba garantizada la seguridad de las víctimas. Al final, les dieron un colchón y frazadas.