SOCIEDAD
La primera alarma
El alerta que llevó a la gente del María Elena a organizarse frente a los casos de desnutrición tuvo un antecedente similar en el ‘96, cuando un censo realizado por el centro de salud encontró que el porcentaje de chicos desnutridos en la zona estaba en el 22 por ciento, en contraste con las estadísticas oficiales que reconocían menos de la mitad. La caída tenía sus motivos: en los dos años anteriores, del ‘94 al ‘95, la desocupación había trepado del 10,7 al 18,4 por ciento.
Los resultados del censo de desnutrición causaron tal impacto en el barrio que la reacción fue instalar una olla popular frente al municipio, para reclamar alimentos y denunciar el desempleo. Esa fue el inicio de la organización de los desocupados de la CCC, integrada entonces con habitantes de siete de los 300 asentamientos que tiene La Matanza. Hoy, dicen en la Corriente, están integrados 104 barrios del municipio.
Con el reclamo frente a la municipalidad los manifestantes consiguieron que se les enviara asistencia alimentaria. “Nosotros luego pesamos y medimos a esos mismos chicos”, señala el médico Oliveri, “y comprobamos que la desnutrición había bajado del 22 al 14 por ciento solamente con leche y alimentos. Nada más que con eso, porque no mejoró el agua, no mejoraron las cloacas, no mejoraron las viviendas ni mejoró el trabajo, pero conseguimos los bolsones de comida”.