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El proyecto MAG consiste en crear una gran empresa global, en la que sean socios los trabajadores, los consumidores y los inversores. “El 33 por ciento del capital de esa sociedad pertenecerá a los que trabajan; otro 33 por ciento será de los microinversores, consumidores de países de alta capacidad de consumo, y el otro 34 por ciento quedará a cargo de un Ente Central Compensador, que articulará los vínculos entre los distintos actores”, explica el director del programa, Guillermo Vetcher.
La propuesta consiste en integrar lo global con lo local: la tecnología de última generación aportada por los países centrales y las potencialidades de las regiones con escaso desarrollo. Así, se financiarán los proyectos que permitan cubrir las necesidades mínimas de los habitantes de la región y posibiliten las exportación de productos con alto valor agregado.
La novedad incluye también un nuevo modelo de producción: “No se trata de elaborar productos en forma repetitiva –dice Vetcher–. La rentabilidad se obtiene mediante la diversidad de la oferta de esos productos y una homologación especial, basada en el respeto al medio ambiente y el nuevo modo de producción, lo que permitirá su penetración en los mercados europeos”.
El modelo propone crear un Fondo Asociativo Global integrado por tres actores sociales: los trabajadores, los consumidores y los inversores. El fondo se encargará de concatenar las necesidades de unos y otros: el consumo de alta calidad y la tecnología, en el Hemisferio Norte, y el trabajo y las materias primas, en el Sur: “Los del norte necesitan consumir productos de calidad a menor precio, los del sur necesitan crear fuentes de trabajo”, explican. Los resultados buscados son integrar grupos humanos, a partir de familias en situación de exclusión, que operen a través de miniempresas.