“He llorado en un año y medio lo que no había llorado en 40. El Estado debe hacerse responsable de los delincuentes que están a su cargo y del daño que hizo a mi familia.” Firme, Alejandro Bordón, de 43 años, era y es empleado de una empresa de catering que funciona en el Aeroparque. Vive en Monte Chingolo, un barrio periférico de Lanús. En un momento, confesó a Página/12, se sintió tan asustado por la “impunidad con que se mueven la Justicia y la policía” que pensó que no saldría de la “trampa”. “Pero fui sostenido por la solidaridad de mi familia, de la CTA, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Ellos me daban las fuerzas para seguir peleando.”

Su mujer, Susana Fleitas (38), está a su lado desde sus 14 años. “El dolor que pasamos es inconcebible. Me acusaron de tener una relación con ese hombre que ni siquiera conocía. Tengo dos hijos, fue dolorosísimo. Alejandro era el sostén de hogar. Cuando estuvo en la cárcel de Sierra Chica (por siete meses), tuve que salir a juntar moneditas por el barrio para ir a verlo. A veces me daban también algo de arroz, vendí todo lo que pude. Aquí hubo una intencionalidad política y los responsables son la comisaría 6ª, el fiscal del caso y el jefe de la departamental Britos. A partir de ahora, comenzará otro peregrinar, otra lucha, porque no vamos a dejar que esto quede impune.”

Informe: R. M.