Ambos casos tienen una similitud inquietante. En 2006, después de pasar ocho años cautiva en un bunker subterráneo, una joven austriaca llamó a la policía y sus primeras palabras fueron: “Mi nombre es Natascha Kampusch. Usted debe haber oído hablar de mi caso”. El lunes pasado, tras escapar de su secuestro, la estadounidense Amanda Berry pidió auxilio al 911 y se presentó de una manera similar: “Yo soy Amanda Berry. Me secuestraron y he estado desaparecida durante diez años. Estoy libre ahora”.

En uno de los casos más notorios de secuestro, el ingeniero Wolfgang Priklopil raptó a Kampusch de una calle en Viena el 2 de marzo de 1998 y la encerró en una habitación debajo del garaje de su casa. La joven, que al momento del secuestro tenía 10 años, recién logró escaparse en el verano del 2006 y ese mismo día su secuestrador se suicidó arrojándose debajo de un tren. Al igual que Berry y sus compañeras de prisión, Gina DeJesus y Michele Knight, Kampusch también provocó una tormenta mediática y acaparó titulares en todo el mundo.