Sábado, 11 de mayo de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Luis Ohman *
La violencia institucional y criminal desatada por la Policía Metropolitana en el Hospital Borda ocurrió sobre personas altamente vulnerables, que están allí recibiendo atención y tratamiento a cargo de numerosos profesionales juntamente con trabajadores que hacen el esfuerzo de restituir dignidad y juricidad sobre un colectivo de pacientes que han sido excluidos como excedente social en condiciones de nuda vida. Recordamos perfectamente que durante estos años del gobierno del ingeniero Macri han padecido hambre y frío, con enfermedades y muertes evitables.
La agresión atroz de la Policía Metropolitana es idéntica al accionar de la policía del proceso militar y del atentado a la AMIA, la de Fino Palacios, el jefe policial elegido por el ingeniero Macri.
El ingeniero Macri no respeta los fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no aplica el protocolo de intervención para los abortos no punibles, no respeta al Poder Legislativo vetando decenas de leyes de carácter social, no respeta los fallos judiciales, y miente de manera sistemática y perseverante, buscando con los medios de comunicación la propaganda publicitaria para conquistar el sentido común en la sociedad civil. La represión del Borda es su proyecto político: tolerancia cero y guerra de baja intensidad.
La llamada desinstitucionalización invocada por Macri y por la directora de Salud Mental de los hospitales Borda y Moyano no es otra cosa que una verdadera operación de traslado. Ni juricidad, ni dignidad: negocio inmobiliario.
Primero definieron el negocio inmobiliario público y privado con el típico discurso conservador de urbanizar, ganar espacio y seguridad, intentando generar consenso.
La acción policial resultó tan impiadosa como el negocio inmobiliario proyectado para la zona Boca-Barracas junto a otros emprendimientos, con su viejo clientelismo político, los empresarios de la obra pública y los negocios del Estado de la Ciudad de Buenos Aires. No hay texto, letra fina, pues no la tienen, no entienden, no saben, sólo les importa el negocio urbano.
Los pacientes del Hospital Borda requieren una estrategia de rehabilitación y reinserción social en el curso de la cura, requieren del discurso de la ética y los derechos humanos, tanto como políticas públicas y sociales, que carece la gestión del ingeniero Macri con la decisión de eludir la responsabilidad del Estado en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. El presupuesto de la Ciudad expresa al nuevo clientelismo empresario de la obra pública y las corporaciones, asociado a los negocios del Estado de la Ciudad de Buenos Aires.
“No es la violencia la que nos hace vulnerables. Es la vulnerabilidad entendida como responsabilidad por el otro.” El ingeniero Macri retornó a la historia del terrorismo de Estado, al uso de esa itaka, como verdadera nostalgia de retorno a las concepciones del proceso militar y las políticas neoliberales. Racismo y discriminación a los sectores sociales más empobrecidos y al excedente social de enfermos mentales y poblaciones vulnerables, la represión es su única propuesta.
Con estas formas de violencia se cree astuto e invulnerable. ¿Los ciudadanos de Buenos Aires seguirán dándoles la espalda a los pacientes del Borda?
* Integrante de Carta Abierta. Coordinador del Programa Nacional de Evaluación y Monitoreo del estado de Salud Mental de las personas alojadas en Unidades Penitenciarias. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
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