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Los hermanos Carlos y Fernando Vera cobraban 50 pesos por día por mantener en cautiverio a los secuestrados y si los condenan como cómplices de los secuestros de Astrada y Cirelli, afrontan penas por encima de los cinco o seis años de prisión. Siempre que no les prueben que otros secuestrados hayan estado también cautivos en esa vivienda.
Uno de los hermanos, Carlos, intentó hacerse cargo de todo y trató de desvincular al otro. Dijo que la casa es de su propiedad. La responsabilidad del otro hermano se determinará a través de testimonios y el reconocimiento de voz por parte de los dos secuestrados. Según los investigadores, los jefes de la banda también pagaban la TV por cable y algunos arreglos del auto de uno de los Vera, aunque todo indica que los hermanos se dedicaban a cortar vehículos robados.