SOCIEDAD

Una familia destruida

Ellos cuatro representan el costado más terrible de la tragedia de Lobos. Adriana Chacón, quien vivía con su familia en Gonnet, cerca de La Plata, había viajado a Junín, donde residen sus padres y una hermana. Aprovechó las vacaciones de invierno y viajó acompañada por sus tres hijos, Manuela, Bernardo y Juan Bautista Zabala, de 3, 6 y 8 años. Los cuatro murieron y Manuela fue la última en ser rescatada de entre los hierros retorcidos de la combi blanca del último viaje.
El único que se salvó de morir, no de la tragedia, fue el padre, que se quedó trabajando en la ciudad de La Plata, donde tiene un lubricentro, en la calle 44, entre 25 y 26. El más popular de la familia era Juan Bautista, quien concurría al Colegio Concilio Vaticano II, en Villa Castells, localidad vecina a Gonnet. En la escuela jugaba al fútbol, con la camiseta número 9 y soñando con su ídolo Fernando Cavenaghi.

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