El lunes 4 de marzo, San Miguel de Tucumán amaneció sorprendida por una serie de operativos inesperados: por orden del juez federal Poviña, 300 gendarmes allanaron cerca de 15 propiedades de Rubén “La Chancha” Ale y allegados. La causa se había iniciado en diciembre de 2012, poco después de que el juicio por la desaparición de Marita Verón absolviera a todos los imputados y reconociera que, por otro lado, el debate oral había demostrado la existencia de una red de trata de personas para explotación sexual. En los allanamientos, se encontró un arsenal de más de 60 armas, incluyendo armas largas, en casa del hermano de La Chancha, Adolfo Angel “El Mono” Ale; cerca de dos millones de pesos y 200 mil euros en efectivo, además de cientos de miles de pesos, en las casas de los hermanos; también, cédulas de transferencias de autos firmadas por sus titulares y dejadas en blanco en el espacio que señala en beneficio de quién se transfieren.

En el allanamiento realizado en la remisería “5 Estrellas” fueron incautados documentos privados que terminarían de armar el rompecabezas de la investigación, como al menos dos cartas manuscritas en las que Rivero reclama duramente a La Chancha por dinero de negocios en común, al tiempo que enumera otros presuntos ilícitos en los que estaban involucrados algunos otros acusados. Allí, la ex mujer del cabecilla del clan escribía que aunque él y sus socios “pongan 20 francotiradores, 200.000 policías, 1000 negros para que me maten, NO LES TENGO MIEDO (...) No te suba la presión por mi culpa, no te olvides que en noviembre pasado me dijiste que vaya a la remisería a hablar, apareciste con el revólver vos y tu hijo Fabián (N de R: por Fabián González, ahijado de La Chancha). Vos pedías a gritos llamen a la 3ª. Entonces, ¿quién bate más a la cana?”. En otro tramo, Rivero defendía al Monito, el hijo de ella y La Chancha, a quien Poviña dictó falta de mérito: “Que no inmiscuyan a Angelito en nada de esto, a mi hijo lo parí, lo crié y lo cuido yo”.

El 31 de octubre comenzó la ronda de declaraciones indagatorias a las que Poviña citó a los investigados. El primer turno fue de La Chancha, quien negó todas las acusaciones, al igual que los demás investigados.