“El rotulado de alimentos en la Argentina hace difícil para el consumidor controlar qué cantidad de grasas trans tiene el producto que compra”, advirtió Verónica Schoj, titular de FIC Argentina (Fundación Interamericana del Corazón). “Los rótulos suelen estar en letra tan pequeña que es muy difícil leerlos, y muchas veces no informan en forma directa si el porcentaje de grasas trans es menor al 5 por ciento, como marca la normativa, porque informa la cantidad total y no el porcentaje”, explicó.

“En general, el rotulado de productos debería ser mejorado. Por ejemplo –agregó Schoj–, la industria no está obligada a reportar los azúcares, pese a que son un factor crítico en la obesidad y el riesgo de diabetes y a que su consumo en la Argentina triplica lo recomendado. Ecuador, por ejemplo, sancionó una ley que establece el ‘rótulo de semáforo’, por el cual, junto con cada valor numérico, se utilizan los colores verde, amarillo y rojo para advertir del nivel de riesgo en las cantidades de grasas trans, azúcar y sodio.”