Miércoles, 17 de diciembre de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › CERTáMENES EN EL PAíS
Por Mariana Carbajal
Alrededor de un centenar de municipios de todo el país organizan concursos de belleza entre adolescentes y jóvenes para elegir reinas en fiestas populares, con fines turísticos o para promocionar algún producto regional. Les exigen desfilar en trajes de baño con sandalias de taco aguja y los jurados –muchas veces funcionarios públicos– las evalúan en función de su “belleza física”, además de otras cualidades como “porte”, “de-senvoltura” y “personalidad”. Los reglamentos de los certámenes son claramente discriminatorios. No sólo se limita la edad de las concursantes –pueden participar únicamente aquellas que tengan entre 16 y hasta 23, 24 o 25 años, en general–, sino que además se les suele imponer como condición que sean solteras y no tengan hijos.
Son concursos que están arraigados localmente bajo el amparo de celebraciones tradicionales y con un fuerte respaldo gubernamental. ¿Pero es adecuado que el Estado promueva este tipo de eventos que cosifican a las chicas?
Chivilcoy se convirtió esta semana en el primer municipio en reflexionar sobre sus alcances sexistas y discriminatorios hacia las chicas y ponerles límite. En algunos casos, incluso, se eligen “reinitas”, entre nenas de apenas 5 años, como en la Fiesta Nacional de la Flor, en Escobar, donde se corona la reina del Capullo; en la Fiesta provincial del Trigo, en Tres Arroyos, la de la Espiguita, y en el municipio chubutense de Camarones, la del Salmoncito. La expresión más extrema de esta clase de competencias son los llamados Bikini Open, patrocinados por empresas privadas en distintos balnearios durante el verano.
Incluso, en algunas páginas oficiales de gobiernos municipales o provinciales hacen verdaderos “books” de las postulantes e invitan a la gente a que elija a la ganadora, como ocurre en el caso de la Reina Nacional del Mar, que se selecciona en Mar del Plata. El Ente Municipal de Turismo organiza el certamen. En 2014 fue coronada una adolescente de 18 años, Micaela Ludvik. La ceremonia tuvo lugar en la noche del 22 de enero y participaron el intendente de General Pueyrredón, Gustavo Pulti; el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y la presidenta del Concejo Deliberante, Vilma Baragiola, entre otros funcionarios públicos.
En Buenos Aires, por ejemplo, se corona en Carlos Casares la reina del Girasol; en Reta, la de la Playa; del Salame Quintero en Mercedes; del Dulce de Leche en Cañuelas; del Jamón en Marcos Paz; de la Cerveza Artesanal en Uribelarrea. Hay concursos de esta clase por toda la geografía del país, en cada fiesta local, provincial o nacional que promocionan algún producto regional, como la de la Vendimia, en Mendoza, que este año tuvo como preámbulo un ruidoso escándalo justamente porque una de las reinas departamentales de 2013 denunció al intendente de Tunuyán por impedirle entregar el cetro de Campo Los Andes a su sucesora y “vestirse de reina” por el simple hecho de que estaba embarazada, una condición que excluía a cualquier mujer para participar de la competencia, según el reglamento.
En Salta, como en otras provincias, se elige la reina de los Estudiantes entre alumnas de colegios secundarios de distintos departamentos, cuya ganadora participa a su vez en un certamen nacional que se realiza en Jujuy. En San Juan, el gobierno provincial selecciona la reina de la Fiesta Nacional del Sol: hasta 2012 se exigía a las concursantes –la mayoría estudiantes secundarias– 1,68 metro de estatura como mínimo. Finalmente ese requisito se eliminó. También en ese caso, la página oficial de la celebración ofrece las fotos de cada una de las 19 postulantes, que representan a cada departamento de la provincia, para que la gente vote a su preferida por mensaje de texto. Las 19 representantes departamentales cumplen con un curso de “instrucción en cultura general, historia, cata de vinos y belleza”.
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