El propietario de Pyme Vip no ocultaba las actividades del prostíbulo. En el sitio web del prostíbulo, bloqueado desde los allanamientos de 2013, detallaba que el lugar disponía de “sector VIP para clientes preferenciales” y “confortables habitaciones”. Para clientes VIP y no tanto, ofrecía “servicios de bar, acompañantes para eventos, viajes reuniones, etc., despedidas de soltero, cumpleaños, fiestas por divorcio, shows lésbicos, agasajos para empresas, congresos o regalos empresariales, salidas exclusivas con la chica requerida”. Además, el prostíbulo tenía cuenta en Twitter (actualmente suspendida) en la que pedía “mujeres para trabajar” y ofrecía pagar el viaje hasta Mendoza a las interesadas de otras provincias, y perfil de Facebook aún activo pero no actualizado.

Como recordó el propio Solé en la declaración que brindó el jueves pasado ante el tribunal, las actividades de Pyme Vip eran todo menos sigilosas. “La publicidad de Pyme Vip la pasábamos durante los partidos de fútbol y en la transmisión del programa Animales sueltos. Así tuvimos mucho éxito y clientes”, explicó Solé, quien aseguró que había “cónsules” como clientes. Solé también insistió en que no hacía nada ilegal y aseguró estar “en contra” de la trata de personas. Contó que era un empleador correcto, tanto que cada 8 de marzo regalaba un reloj a las mujeres del prostíbulo. “Las chicas me decían que no sabían qué hacer con tantos relojes”, aseguró. El prostíbulo era “una empresa de servicios” que había encontrado nicho: “Gente que se siente sola” y precisa “contención, alguien que los escuche, que los abrace, y es más barato que un psicólogo”.