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El informe presentado por Edesur en agosto pasado, en respuesta al fallo anterior de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, no deja dudas sobre su actitud cerradamente contraria a efectuar cualquier modificación atendiendo al eventual efecto nocivo de los campos electromagnéticos. Allí la empresa sostiene que está en una “posición incuestionable” en cuanto al ejercicio de su actividad, ya que cumple con todas las normas en la materia. “La normativa vigente en Argentina –aclara– ha tomado en consideración parámetros internacionales, pero interpretando y aplicando en forma extrema el principio precautorio, pues estableció valores de tolerancia de campos electromagnéticos cuatro veces más exigentes que los del resto del mundo.” También cita numerosos trabajos científicos donde se rechaza el supuesto efecto nocivo de esos campos.
La empresa abre el paraguas ante la posibilidad de que le exijan un traslado de la subestación y anticipa los perjuicios: “Negar la posibilidad de utilización de instalaciones que satisfacen todos los requisitos reglamentarios produciría invariablemente efectos sobre la calidad del suministro eléctrico como así el impedimento de acceso al servicio de nuevos clientes”. Y llega a decir que “no puede concebirse la vida en comunidad y progreso sin energía eléctrica y la energía eléctrica –técnicamente– debe estar allí donde se la demanda”.
Finalmente su única propuesta “para aventar la preocupación de los actores de autos” consiste en realizar “controles periódicos de campos magnético y eléctrico, a los fines de verificar el cumplimiento de los valores límites” en forma conjunta con otro organismo.