SOCIEDAD
Los efectos de los radiofármacos
Matías Chacón, oncólogo clínico del Instituto Alexander Fleming, fue uno de los médicos que atendió al paciente que aparece mencionado como antecedente en el fallo de E.P. y que obtuvo un impactante resultado del tratamiento. Sin embargo, advierte que se trata de casos aislados y que no pueden generalizarse.
“Los tumores neuroendócrinos son infrecuentes. Los pacientes viven mucho tiempo, es una enfermedad de lenta evolución –explica–. Suelen ser tumores digestivos y habitualmente producen metástasis hepáticas. En esos casos los síntomas suelen incluir diarrea y flashes (se ponen muy colorados).”
Los radiofármacos –sustancias capaces de emitir radiaciones que pueden ser inyectadas y llegar hasta las células tumorales para destruirlas– no son la primera opción terapéutica ni son aplicables en todos los casos. Según explica Chacón, hay distintas alternativas. “En principio está el ocreotido, que se da en forma subcutánea, bloquea la secreción de la célula tumoral y logra modificar los síntomas. Luego hay muchas metodologías. En algunos casos se opta por la cirugía, pero es una indicación individual que a menudo no puede realizarse. Otra posibilidad muy expandida es la embolización hepática: se tapan distintas arterias o venas del hígado y las células no tienen la posibilidad de nutrirse, pero se puede hacer en pocos casos. También se puede dar quimioterapia, que tiene una eficiencia entre el 30 y el 40 por ciento. La cuarta alternativa es el interferón, que puede reducir el tumor, aunque no es lo más habitual. Y finalmente está la opción del tratamiento con radioisótopos. No es una cura sino que se trata de ‘achicar’ la enfermedad. Pero los casos son tan pocos que no se pueden hacer estudios en gran escala. Lo que se puede decir, desde lo individual, es que los pacientes que han achicado la lesión viven seguramente más tiempo. Son tratamientos muy costosos, que necesitan una prueba previa para saber si las lesiones tienen ‘afinidad’ con los radiofármacos. Para las prepagas u obras sociales sería imposible costear a los pacientes, y no hay estudios que puedan demostrar científicamente los efectos.”
Aún así, Chacón admite que en el caso previo, en que el paciente estaba prácticamente desahuciado, la respuesta fue “impresionante”.