SOCIEDAD
Cuestión de sentimientos
Por M. E. G.
Hay un fenómeno que he comprobado a través de muchas entrevistas a psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras. Se trata del amor y, sobre todo, la piedad que la adolescencia despierta en aquellos adultos que se dedican a estudiarla. La distante objetividad con que un psicoanalista puede hablar de la depresión o un psiquiatra de la esquizofrenia es difícil de encontrar en quienes se han dedicado a estudiar esta etapa de la vida humana. Es verdad, ellos no dicen “¡piedad! ¡piedad!”, pero eso es lo que entendemos si conseguimos llegar a las entrelíneas de sus conclusiones. “Compasión, amor, piedad para esta dura etapa”, es lo que siempre piden.
François Marty, presidente del Colegio Internacional de la Adolescencia, con sede en París, está lejos de ser una excepción. Hace mucho que eligió como estudio ese difícil momento de pasaje en la vida del ser humano y es uno de los principales teóricos sobre esa etapa, autor de libros como Filiación, parricidio y psicosis en la adolescencia.
Psicólogo y psicoanalista, es profesor universitario, enseña psicología clínica y psicopatología en Rouen y es miembro del laboratorio de psicopatología de la Universidad de París. Cuando se le pide que resuma sus ideas sobre el tratamiento de psicopatologías adolescentes, siempre recuerda que no hay una teoría unificada sobre el origen de las psicosis, pero que “la psicosis del adolescente siempre implica a los padres. La familia es la clave”.