SOCIEDAD › LA DIRECTORA DE UNA ASOCIACIÓN DE SORDOMUDOS

“Quieren un hijo que hable su idioma”

“No se puede reflexionar sobre el tema desde el mismo punto de vista con que lo haría la parte de la sociedad que no es sorda. Una pareja de padres sordos no tiene el miedo que tienen los demás de tener un hijo sordo, ni se lo preguntan. Es más, que su hijo no lo sea, en cierta forma, es un problema, porque le va a costar más comunicarse con ellos.” Mabel Remón es directora del Instituto Terciario José Terry, dependiente de la Asociación de Sordomudos de Ayuda Mutua. Pero no sólo conoce el tema desde su especialidad: es la única integrante capaz de oír en una familia de sordos. “Partir analizando la cuestión desde el punto de vista de qué es una discapacidad, es erróneo y cómodo.”
“Leí bastante sobre esta polémica, especialmente lo que decían los que se negaban a que esa pareja tuviera un chico sordo –dijo Remón–. Entre los sordos existen lazos internacionales. Todos están enterados de lo que pasa en la comunidad en todo el mundo. Yo soy integrante de una ONG internacional, Children of Deaf Adults, donde este tema circuló mucho.”
“El hombre construye el conocimiento a partir de la visión, pero se sociabiliza a partir de la audición. El chico sordo de padres oyentes no puede sociabilizarse porque no oye a su familia, porque no participa completamente del entorno familiar. Los sordos, desde el vamos, perciben el mundo diferente. Entonces, también se modifica el entorno cultural de esa persona. Por eso es que mantienen vínculos tan estrechos en todo el mundo. Yo comprendo el deseo de tener hijos sordos. Los papás sordos no sólo no tienen inconvenientes en tener hijos sordos, sino que ni siquiera se les pasa por la cabeza tener un chico oyente. Se les facilita la comunicación familiar y les implica ahorrarse ese sufrimiento que vivieron ellos.”
“Curiosamente –añadió Remón– las madres (Duchesneau y McCullough) dijeron que habrían aceptado un bebé con capacidad auditiva como una bendición, pero que fuera un bebé sordo es una bendición especial. Y no es casual.”
Para Remón, el lenguaje en que se desarrolla un niño sordo “no es un opuesto a la oralidad. Es, simplemente, diferente. Nadie piensa que el castellano es el opuesto del inglés, sólo que es distinto. Y el lenguaje de los sordos debe tomarse así, como otro lenguaje, basado en ideas. Partir del concepto de que es una discapacidad es partir de un análisis superficial, cómodo, porque se pone en juego lo que se considera normal. Y no hay nada de anormal en que unos padres quieran tener un hijo que hable su propio idioma”.

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