SOCIEDAD › OTRO DIA DE INSULTOS Y HUEVAZOS CONTRA CHABAN
El escrache en continuado
Los vecinos de San Martín fueron mayoría ayer en el –a punto de convertirse en clásico– escrache a Omar Emir Chabán, frente al edificio donde vive en el encierro que le da su libertad. Aunque menos estruendosa, la concentración de allegados a las 193 víctimas de Cromañón repitió las letanías de insultos y multiplicó los rosarios de huevos, frutas y verduras de los últimos dos días contra el edificio donde reside. La cantidad de policías apostados frente al inmueble se redujo, pero se duplicó la línea de vallas de protección. Ante el permanente clima de tensión, al menos dos familias de ese edificio decidieron mudarse temporalmente.
“Acá no hay infiltrados”, enfatizó Nilda Gómez, de Familiares por la Vida, conmovida por las muestras de solidaridad de los vecinos. “Muchos nos dijeron que esto no les molesta. Saben que lo único que queremos es que la Justicia se dé cuenta del error que cometió. Además, de alguna manera estamos protegiendo a Chabán”, comentó a Página/12. El subjefe de la Departamental de San Martín, Hugo Britos, dijo recibir “directivas del Ministerio de Seguridad (bonaerense) para priorizar la prevención. Tenemos que cuidar los bienes... perdón –se corrigió–, primero la integridad de los vecinos y luego los bienes materiales”. Y dejó en claro que “no se va a reprimir” porque “no es violencia arrojar objetos” como los que ayer arreciaron sobre persianas y balcones.
La ventana del departamento del quinto piso, donde está Chabán, fue el blanco preferido, aunque apenas alcanzado. Los habitantes de los pisos inferiores tendrán bastante trabajo al limpiar los infructuosos huevazos y tomatazos. Desde una combi con un equipo de sonido desfilaron los penosos testimonios de sobrevivientes y deudos. A los huevos comprados con la generosidad de los vecinos y algunos productores de un canal de TV les siguieron unos cinco cajones con frutas y verduras en mal estado “donados” por una verdulería. “A ver si hay algo que me sirve”, arriesgó una señora mirando los cajones.
Por si la protesta de la calle no llegaba al quinto piso, a la misma altura pero enfrente, los empleados de una empresa telefónica colgaron una bandera con la leyenda: “Justicia para las víctimas de Cromañón”. Y por si los televidentes se cansaban de ver siempre las mismas imágenes, un canal de TV alquiló una grúa, la estacionó a metros de la esquina y por la parte posterior del edificio intentó captar la intimidad de Chabán desde la ventana del contrafrente del semipiso de 100 metros cuadrados que ocupa.
Lo que no se mostró fueron los abrazos y palabras de solidaridad de muchos vecinos que hasta llevaron a sus hijos para acompañar a los deudos. A pesar de los gestos de simpatía, los temores están latentes. Alfredo, dueño de la librería contigua al edificio del escrache, decidió sacar los productos de valor de las vitrinas “por miedo a los saqueos”. Para uno de los empleados de la panadería de la esquina de Belgrano y Pellegrini, “la custodia no mejora la situación, la hace menos penosa”.
Informe: Adrián Figueroa Díaz.