SOCIEDAD › BAJISIMAS CIFRAS DE OCUPACION
Quincena negra
Por Alejandra Dandan
A pesar de ese tránsito que comenzó a hacerse más visible en buena parte de la costa desde mediados de la semana pasada, los operadores turísticos siguen desesperados. “La situación es clara y mala: no podemos esperar un verano brillante con una situación política caótica.” El diagnóstico de Fermín González, el presidente de la Asociación de Hoteles de Pinamar, es idéntico al que se escucha entre los comerciantes de aquí o de Mar del Plata. La ocupación promedio de esta primera quincena apenas rasguñó la mitad de los números de la temporada pasada. El viernes, los intendentes de los centros turísticos bonaerenses tuvieron una reunión con el ministro de Gobierno. La crisis del sector los ha impulsado a exigir que se declare la emergencia económica: “Así como subsidian el campo en épocas de inundaciones –dice González–: ahora somos nosotros los que estamos muertos e inundados”.
Algunos números bastan: en Mar del Plata, por ejemplo, la ocupación promedio de esta quincena que para los operadores de turismo ya está cerrada y perdida, fue de un 40 por ciento. Pero esa medición se hizo, ni siquiera, sobre las 280 mil plazas con las que cuenta la ciudad: “Estamos al 40 por ciento de lo que estábamos el año pasado en esta época”, dice Hugo Alfonso desde la Dirección de Prensa del Ente de Turismo, Cultura y Deportes pensando en una primera quincena de enero de 2001 que ya había sido crítica. Ese organismo difundió esta semana los resultados de la primera encuesta de este verano, un clásico que les permite evaluar las proyección para analizar movimientos semanales y las tendencias para el resto del verano. Según esos datos, los turistas promedio de la primera semana del mes fueron 70.889, un año atrás eran 157.583.
“Lo que estamos viendo son plazos de estadías más cortas: la gente se escapa de las ciudades cuatro o cinco días y después se va”, dice ahora Juan José Rodríguez, el secretario de Turismo de Pinamar, uno de los pocos que todavía sigue pensando que la ciudad es una “isla con respecto al resto de los municipios de la costa porque las cosas no están tan mal como podrían estarlo”. Esa especie de isla construida por el funcionario durante la semana tuvo un 80 por ciento de ocupación en los hoteles. “Es cierto que la cosa parece haber repuntado un poco, pero hablar de un 80 por ciento es hablar de un anhelo”, aclara rápidamente el presidente de la cámara quien asegura que los promedios no superaron el 50 por ciento.
Cuando la rueda de consultas se extiende hacia esos lugares que habitualmente manejan los datos del movimiento turístico, todo parece empeorarse. Quienes tienen en mano la administración del mercado inmobiliario manejan los alquileres y organizan ahora también transferencias y pagos y todos sus derivados están que arden. Miguel Angel Donsini, el representante de la Cámara de Mar del Plata, ni siquiera tiene ganas de detenerse en los porcentajes de ocupación que la semana pasada le marcaban un 40 por ciento. “Si acá no cambian las cosas, estamos muertos: esto se muere y todos van a tener que esperar la temporada que viene.”
La lista termina con quienes en estos días siguen las curvas de consumo, como las de un sorteo de lotería. En Pinamar las cifras que se mantienen entre un 30 y 40 por ciento abajo estarían dando cuenta, para la gente de Turismo, de la raza de turistas extremadamente gasoleros que se ven poblando los balnearios. “Parece que el consumo es bajísimo en la gastronomía y, especialmente, entre quienes se dedican al mercado informal”.