DESPUES DEL 11-S, PERSPECTIVAS DE LA ACTIVIDAD AEROCOMERCIAL
El vuelo de los aviones
El tráfico aéreo duplica el crecimiento, según estima el vicepresidente de Ventas de Latinoamérica y el Caribe de Boeing.
Por Cledis Candelaresi
Ser la principal proveedora de materiales para la defensa del Pentágono le permitió a la norteamericana Boeing seguir aumentando sus utilidades, que el año pasado llegaron a los 670 millones de dólares. El negocio de los materiales bélicos atenuó el impacto que el 11 de septiembre tuvo en el otro renglón de la norteamericana, el de la aviación comercial, donde viene perdiendo puntos frente a su principal competidora, la europea Airbus. Con el 7E7, un avión más chico y veloz, la multinacional estadounidense planea disputar el codiciado mercado chino y también el latinoamericano. John Wojick, vicepresidente de Ventas de Latinoamérica y el Caribe, explicó a Cash por qué el extremo más pobre del continente sigue siendo un lugar atractivo para hacer negocios.
¿Boeing cree que la flota internacional puede seguir creciendo después del 11 de septiembre?
–Estamos muy entusiasmados con la recuperación que tuvieron las aerolíneas en los dos últimos años, en particular en la Argentina. En los próximos veinte años, a nivel mundial se van a requerir 24 mil aviones comerciales. En Latinoamérica, de aquí al 2022, se demandarán 1900 aviones, por aproximadamente 100 mil millones de dólares. Brasil equivale al 35 por ciento de esa demanda, México el 27 por ciento y Argentina, Colombia y Chile representan alrededor del 10 por ciento cada una. El crecimiento del tráfico en la región va a ser el segundo después de China y estará por encima del 7 por ciento. Por eso es una región muy importante para Boeing.
¿La debilidad económica de estos países no condiciona esas proyecciones tan optimistas?
–Influye pero el tráfico aéreo siempre crece el doble que la economía de un país. Y el pronóstico general de crecimiento para América latina en esos veinte años es del 4 por ciento anual.
¿En esas condiciones es atractivo hacer negocios en Latinoamérica?
–Absolutamente. El mercado en esta región es más dinámico, más cambiante. Pero, en definitiva, esperamos un crecimiento sostenido. Además, esa dinámica errática de la economía fortalece mucho el carácter de los latinoamericanos y los prepara a la hora de negociar.
¿Que en varios países de Latinoamérica haya gobiernos de signo progresista modificó en algo la estrategia de la compañía?
–Sí. Es obvio que tomamos en cuenta cómo las tendencias políticas pueden influir en la vida económica de los países. Pero, a veces, los resultados sorprenden. Nosotros esperábamos otra situación en Brasil. Todos esperaban que con la administración de Lula hubiera una gran recesión y no fue lo que sucedió.
En realidad, hubo un freno en la economía de Brasil, y los opositores de Lula le recriminan haber aplicado políticas ortodoxas.
–La liberalización de regulaciones va a ayudar a la economía en general y al tráfico aéreo en particular. Los distintos partidos políticos tienen distintas concepciones respecto a qué hacer con las normas que restringen la libertad económica. Lo sabemos y estamos atentos.
¿El default de la deuda externa argentina perturba los negocios que Boeing tiene con el país, bien sea en el renglón aerocomercial o de producción para la defensa (satélites y armamentos)?
–Las empresas argentinas son privadas y la situación de la deuda pública no influye directamente en los tratos que Boeing tiene con ellas o a través de los intermediarios que realizan la operación financiera. Sí incide en la capacidad de las líneas aéreas para conseguir el financiamiento necesario para renovar su flota. En este sentido, le digo que nosotros estamos hablando con esos intermediarios sobre planes de financiamiento especiales para empresas argentinas.
¿Contratar con un gobierno latinoamericano resulta más complicado que hacerlo con cualquier otro país del mundo?
–Cada gobierno democrático tiene el interés de beneficiar a sus electores y como las prioridades de cada país son diferentes, también lo es tratar con cada uno de ellos. Después del 11 de septiembre, por ejemplo, el gobierno de los Estados Unidos apoyó de manera muy explícita a las aerolíneas, con subsidios y financiamiento barato. Es algo que no ocurrió en Latinoamérica. Esta diferencia no es menor.